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Alimentos

  • Los desafíos invisibles de una agricultura verde en Europa

     

    La pandemia nos ha enseñado que el medio ambiente tiene un papel fundamental en la salud mundial. La biodiversidad y el buen estado de los ecosistemas no solo son un seguro para la sostenibilidad y habitabilidad del planeta. Ambos protegen nuestra nuestra salud, poniendo barreras naturales a los virusLa agricultura es medio ambiente, forma agroecosistemas, y las prácticas sostenibles en agricultura sirven tanto a la salud de la población como a la del planeta.

    Los agroecosistemas producen mucho más que alimentos. Cuando están bien mantenidos y en armonía con la naturaleza, sus diversas funciones sirven al bienestar humano, generan servicios ecosistémicos. Por ejemplo:

    • filtran el agua en los suelos y fijan el propio suelo en su lugar,

    • disminuyen inundaciones y coladas de barro,

    • atraen polinizadores,

    • retienen carbono en suelos y vegetación, que no se incorpora a la atmósfera disminuyendo los gases de efecto invernadero,

    • y albergan paisajes que son herencias culturales de territorios, preservando su memoria colectiva.

    La agricultura dentro del Pacto Verde europeo

    El Pacto Verde europeo, que propone conseguir una Europa climáticamente neutra en 2050, y ser el primer continente climáticamente neutro, pone uno de sus focos en la agricultura. Pretende cambiar progresivamente la forma en que se practica hoy en día. Actualmente, es el segundo sector en emisiones de gases de efecto invernadero (11 %) de la Unión Europea (UE), por delante del sector industrial.

    El sistema agroindustrial intensivo actual de producción de alimentos y consumo no es sostenible. Es, en gran parte, responsable de desastres ambientales como la degradación de suelos sobreexplotados y formas de paisaje artificiales que propician inundaciones. Flujos cargados de nutrientes que contaminan ríos, lagunas interiores, acuíferos subterráneos y el mar.

    Para poder realizar esta transición hacia una agricultura más verde y sostenible, en un plazo de tiempo corto, se ha diseñado dentro del Pacto Verde la estrategia “De la granja a la mesa”. Se trata de una amplia declaración de intenciones que abarca todo el sistema alimentario, desde la producción de alimentos, a la distribución y el consumo.

    Esta estrategia quiere respetar los límites del planeta tanto al producir como al consumir; alimentos sanos en un mundo sano. La agricultura es, asimismo, un elemento clave en otro gran pilar del Pacto Verde: la estrategia de Biodiversidad, que entiende que un planeta sano pasa por una agricultura sostenible.

     

    Plantación de tomillos alternando entre filas de almendros en campos de secano, extremadamente áridos y con suelos pobres, en el sureste español. La diversificación de cultivos con aromáticas es una alternativa de manejo de agroecosistemas de secano con potenciales beneficios medioambientales: mejora de los suelos, control de la erosión, secuestro de carbono atmosférico en suelos y vegetación, que contribuye a mitigar el cambio climático. Además, favorece el aumento de polinizadores y de la biodiversidad, con potenciales beneficios económicos. Ejemplo del proyecto Diverfarming. Carolina Boix FayosAuthor provided

    La estrategia “De la granja a la mesa” propone alcanzar un mínimo de un 25 % de agricultura ecológica en territorio europeo, reducir un 50 % el uso de pesticidas y un 20 % el uso de fertilizantes, todo ello en menos de una década (2030). Estos cambios son un importante reto para nuestra sociedad.

    Pero, dada la complejidad de los sistemas de producción y distribución de alimentos y sus efectos, nos preguntamos:

    Los desafíos de la estrategia europea

    Una cosa parece clara: una transición viable hacia una agricultura más verde no puede basarse solo en la producción sostenible, sino también en el consumo responsable. Los cambios, frecuentemente, no son tan fáciles y directos. Bajo la estrategia “De la granja a la mesa” subyacen una serie de desafíos invisibles:

    ¿La producción será suficiente?

    No existe consenso científico sobre si un aumento importante de la producción en ecológico podrá alimentar a la población mundial. Según la cumbre de la FAO de 2008 en Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial, la producción de alimentos debe aumentar un 50 % para 2030, y duplicarse para 2050 para alimentar a 9 mil millones de personas en el planeta. Pero no toda la comunidad científica está completamente de acuerdo en estas previsiones.

    En este contexto, la UE pretende convertir un mínimo del 25 % del terreno agrícola a agricultura ecológica, a pesar de que algunos estudios indicaron una disminución de la producción entre el 20 % y el 35 % en agricultura ecológica comparada con la agricultura convencional. La clave podría estar en combinar esta medida con otras.

    ¿Qué ocurre con las restricciones de fertilizantes?

    La adición limitada de fertilizantes minerales en agricultura ecológica, como por ejemplo nitrógeno, provoca su búsqueda en otras fuentes alternativas, como la plantación de leguminosas. Para compensar este déficit de nitrógeno sintético, se debe utilizar más superficie para plantar leguminosas, que fijan biológicamente el nitrógeno, y sirve para suministrar nitrógeno a cultivos no leguminosos. Esto implica menor superficie disponible para otros cultivos. La fijación de nitrógeno por leguminosas propuesta por la agricultura ecológica necesitaría 2,6 unidades de tierra más para producir el mismo rendimiento que la agricultura convencional.

     

     
    Monocultivo de mandarinos diversificado con cebada y veza. Tanto la cebada como la veza son fijadoras de nitrógeno en el suelo. Su cultivo en calles anteriormente desnudas, aumenta la biodiversidad y mejora la calidad del suelo: favorece la infiltración y previene la erosión, al mismo tiempo que mejora su estructura y potencialmente el secuestro de carbono. Ejemplo del proyecto Diverfarming. Carolina Boix Fayos. Author provided

     

    ¿Cambiaremos nuestra dieta?

    La agricultura ecológica combinada con una reducción de la ganadería es una solución prometedora para avanzar en sistemas alimentarios sostenibles. La reducción de la ganadería implicaría una reducción de la demanda de tierra para alimentar al ganado.

    Esta solución pasa necesariamente por un cambio en la dieta, reduciendo el consumo de productos animales, con implicaciones positivas para el medio ambiente y la salud de la población. Aquí desempeñan un papel importante, de nuevo, las leguminosas. Además de fijar nitrógeno en el suelo, necesario para los cultivos, el consumo de legumbres como fuente de proteínas compensaría el descenso del consumo de proteínas de origen animal.

    ¿Reduciremos el desperdicio alimentario?

    Junto con la reducción de la ganadería y el aumento de la agricultura ecológica, la reducción del desperdicio alimentario es clave. Hay varias causas de desperdicio de alimentos: problemas de procesamiento y falta de planificación adecuada, pérdidas tras las cosechas para control de precios, y el desperdicio que hacemos en nuestras propias casas. Por ejemplo, un consumidor estadounidense medio desperdicia una cuarta parte de la comida diaria disponible para el consumo y un 7 % de la tierra de cultivo anual.

    De aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial que no se consumen, alrededor de un 14 % corresponde a pérdidas tras las cosechas. Esta es una práctica principalmente utilizada en países relativamente ricos para controlar los precios de mercado, evitando que los precios bajen por debajo de los costes de producción. Tiene un elevado impacto ambiental, y además consume recursos naturales que finalmente no aportan alimentos al mercado.

    ¿Externalizaremos los impactos negativos?

    El riesgo de externalizar el daño de la agricultura intensiva a otros países que no ponen limitaciones al uso de pesticidas, herbicidas, fertilizantes y deforestación para uso agrícola, pero suministran alimentos a la UE, es uno de los peligros de esta estrategia. La misma estrategia reconoce que el sistema alimentario de la UE debe acompañarse de políticas similares a nivel mundial, para evitar que Europa importe alimentos producidos en otros países en condiciones no sostenibles.

    Respetar la naturaleza y los derechos sociales

    La estrategia deja abiertas diferentes vías para la consecución de sus objetivos, sin concretar de momento más allá. Prevé utilizar algunos instrumentos legales, entre ellos:

    • El Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (FEADER).

    • Diferentes directivas y planes de acción (Plan de Acción para la Economía Circular, Gestión Integrada de Plagas, etc.).

    • La Política Agraria Común (PAC) adaptada a cada estado miembro.

    La estrategia da especial importancia a los derechos sociales, con foco en los trabajadores precarios, estacionales y no declarados, mano de obra demasiado frecuente en la agricultura intensiva. Y apoya el impulso de diferentes estrategias de manejo agrícola sostenible. Actualmente, conviven, y se solapan, variadas prácticas agrícolas verdes. Buscan compatibilizar la producción de alimentos, modos de vida sostenible y dignos con:

    Paisaje con almendros y cubierta verde
     
    Cubierta verde en almendro de secano en Almería, Sierra María-Los Vélez. El manejo de cubiertas verdes en monocultivos de secano aporta variados servicios ecosistémicos: mantiene la humedad del suelo y la fijación de nutrientes, aumenta la biodiversidad dentro del suelo y sobre el mismo, aumenta la infiltración de agua en el suelo, reduciendo la erosión, y mejora la calidad del paisaje. Este paisaje es ejemplo de inspiración para iniciativas pioneras que promocionan los valores del entorno rural, a través de personas y asociaciones dedicadas como Dietmar Roth y la asociación Alvelal. Joris de Vente. Author provided

    Algunas de estas prácticas pueden ser similares, aunque con diferentes matices. Distintos sistemas agrícolas, con enfoques desde más intensivos a más extensivos. Algunos poniendo el acento en la productividad, optimizando recursos (agricultura de precisión, vertical) hasta los que tienen como finalidad dejar una herencia medioambiental y cultural limpia y en buenas condiciones a futuras generaciones (agricultura regenerativa).

    Generalizando, podemos agruparlos en dos grandes modelos. Ambos coinciden en algunos aspectos y discrepan en otros:

    1. La intensificación sostenible. Se centra en optimizar la agricultura a gran escala mientras se reducen sus impactos medioambientales negativos. Su lema podría resumirse en “alimenta al mundo de forma sostenible”.

    2. La agroecología. Aplica principios ecológicos y de sostenibilidad a todo el sistema alimentario, poniendo el foco en promover los procesos naturales del ecosistema para producir alimentos, basándose en el conocimiento tradicional y local. Busca la justicia social y la soberanía alimentaria, empoderando a los productores. Su lema podría resumirse en “ayuda al mundo a alimentarse de forma sostenible”.

    La polémica y los conflictos entre enfoques están servidos, desde los que acusan al primer modelo de seguir sometido al sistema neoliberal y realizar green washing hasta los que acusan al segundo de ser poco realista y no poder aplicarse a gran escala.

    El foco en la agricultura del Pacto Verde es enormemente ambicioso, pero necesario. Nos saca de la inacción. Es probablemente mejorable, pero puede significar un cambio en la concepción de los sistemas alimentarios y en la utilización de la naturaleza al servicio de la humanidad. Aprovechemos esta oportunidad, busquemos la equidad y trabajemos con la naturaleza, no contra ella. 

     

    Publicado en The Conversation el 27 de julio de 2021. Enlace al original: https://bit.ly/3ll5erB

    Autora: 

    Cláusula de Divulgación

    Carolina Boix Fayos (y el grupo de Erosión y Conservación de Aguas y Suelo del CEBAS-CSIC) recibe para su investigación fondos de convocatorias de investigación competitivas de la Comunidad Europea (proyecto DIVERFARMING 728003 y COASTAL 773782), del Ministerio de Ciencia e Innovación (proyecto AGRI_SER PID2020-119825RB-I00) y de la Fundación Séneca Región de Murcia (proyecto DECADE 20917/PI/18).

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  • Los suelos del mundo "bajo gran presión", según el informe de la ONU sobre contaminación

    Los suelos proporcionan el 95% de todos los alimentos, pero están dañados por la contaminación industrial, agrícola, minera y urbana.

     

    tractor sprays crops

    El herbicida glifosato se rocía sobre un campo de maíz en el noroeste de Francia. Fotografía: Jean-François Monier/AFP/Getty

     

    Los suelos del mundo, que proporcionan el 95% de los alimentos de la humanidad, están "bajo una gran presión", según un informe de la ONU sobre la contaminación del suelo.

    Los suelos también son el mayor depósito activo de carbono, después de los océanos, y por lo tanto son cruciales para combatir la crisis climática. Pero el informe afirma que la contaminación industrial, la minería, la agricultura y la mala gestión de los desechos están envenenando los suelos, y que el principio de "quien contamina paga" está ausente en muchos países.

    Los contaminantes incluyen metales, cianuros, DDT y otros pesticidas, y productos químicos orgánicos de larga duración como los PCB, según el informe, lo que hace que los alimentos y el agua sean inseguros, reducen la productividad de los campos y dañan la vida silvestre. Sin embargo, señala que la mayoría de las emisiones de contaminantes que terminan en el suelo no se cuantifican fácilmente y, por lo tanto, el daño real sigue siendo muy incierto.

    La producción mundial de productos químicos industriales cada año se ha duplicado desde 2.000 a 2.300 millones de toneladas, según el informe, y se proyecta que casi se duplique nuevamente para 2030, lo que significa que se espera que la contaminación del suelo aumente aún más. La ONU también advierte sobre contaminantes emergentes, incluidos productos farmacéuticos, antimicrobianos que conducen a bacterias resistentes a los medicamentos y plásticos.

    “Los suelos globales están bajo una gran presión”, dijo Qu Dongyu, director de la organización de la ONU para la alimentación y la agricultura. "Esta delgada corteza de la superficie de la Tierra, el suelo, sustenta toda la vida terrestre y está involucrada en muchos servicios ecosistémicos clave que son esenciales para el medio ambiente y para la salud y el bienestar humanos".

    Inger Andersen, directora del programa de medio ambiente de la ONU (Unep), dijo: “La contaminación del suelo puede ser invisible para los ojos humanos, pero compromete los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos. La contaminación no conoce fronteras: los contaminantes se mueven a través del suelo, el aire y el agua.

    “Es hora de reconectarnos con nuestros suelos, ya que es donde comienza nuestra alimentación”, dijo. “La contaminación del suelo ya no debería ser una realidad oculta. Seamos todos parte de la solución a la contaminación del suelo ".

    El futuro de los suelos parece "sombrío" y su estado es al menos tan importante como la emergencia climática y la destrucción del mundo natural sobre el suelo, según los científicos detrás de otro informe de la ONU sobre la biodiversidad del suelo, publicado en diciembre. Desde la Revolución Industrial, se han perdido alrededor de 135.000 millones de toneladas de suelo de las tierras de cultivo y, dado que los suelos tardan miles de años en formarse, se necesita una protección y restauración urgentes de los suelos que quedan, según afirman los científicos.

    El nuevo informe de la ONU concluye: "Los contaminantes del suelo pueden tener consecuencias irreparables en la salud humana y del ecosistema". La mayor fuente de contaminación del suelo varía según la región. El mayor problema es la contaminación industrial en Europa occidental y América del Norte, la agricultura en Asia, América Latina y Europa oriental y la minería en África subsahariana. En el norte de África y el Cercano Oriente, la contaminación urbana es la principal fuente de contaminación.

    “El paso fundamental para identificar a la parte responsable de la contaminación aún falta en muchos estados”, según el informe. "Se espera que la contaminación del suelo aumente a menos que haya un cambio rápido en los patrones de producción y consumo y un compromiso político hacia una gestión sostenible real donde la naturaleza se respete plenamente".

     

    Cómo el suelo ofrece esperanza para la crisis climática. Pulse para ver el vídeo

     

    "Se necesita un mayor compromiso político, empresarial y social para buscar alternativas al uso de contaminantes altamente tóxicos y para aumentar la inversión en investigación, prevención y recuperación", dice el informe, señalando que las limpiezas después de que ocurre la contaminación pueden costar cientos de millones de dólares. Los suelos del mundo también están siendo dañados por otros factores, como la erosión, la acidificación, la contaminación por sales y la compactación.

    Un informe de 2017 encontró que un tercio de la tierra del planeta está severamente degradada y que se estaba perdiendo suelo fértil a un ritmo de 24 mil millones de toneladas al año. El secretario de Medio Ambiente del Reino Unido dijo en 2017 que el país estaba a 30 o 40 años de "la erradicación fundamental de la fertilidad del suelo" en algunos lugares.

     

    Publicado el 4 de junio de 2021 por Damian Carrington en The Guardian. Enlace al artículo original: https://bit.ly/2Rsddq4