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Sostenebilidad Energía

  • ¿Cómo podemos capturar CO₂ para mitigar el cambio climático?

     

    La reducción drástica de emisiones de CO₂ a la atmósfera se ha convertido en uno de los grandes retos a nivel mundial para mitigar los efectos del cambio climático. Actualmente, el sector de generación de energía eléctrica es responsable de la emisión de alrededor de un tercio de las emisiones globales de CO₂, lo que obliga a cambios estructurales en el sector en los próximos años.

    El CO₂ emitido a la atmósfera en las plantas termoeléctricas es parte de los gases que se forman al quemar combustibles fósiles. El total de emisiones de CO₂ anuales del sector energético a nivel mundial alcanzó un máximo histórico en 2018-2019 (precovid): 33 500 millones de toneladas. Según los expertos, y para cumplir lo acordado por buena parte de los gobiernos mundiales en París (COP21, 2015), las emisiones de CO₂ en 2070 deberían ser nulas.

    La receta para el éxito energético

    Las energías renovables están teniendo un gran desarrollo en los últimos años, destacando especialmente la energía eólica y la energía solar fotovoltaica. Estas suponen aproximadamente un 5 % de la producción energética mundial en la actualidad.

    Estas tecnologías son competitivas en costes, eficientes, y están libres de emisiones de CO₂. Sin embargo, a pesar de su gran desarrollo, el camino por recorrer es largo, y el actual ritmo de cambio insuficiente.

    Debido al aumento de la población mundial y al incremento del consumo energético derivado de la industrialización de regiones en vías de desarrollo (por ejemplo, India), las emisiones globales de CO₂ no se están reduciendo. Además, los sistemas de almacenamiento de energía actuales son, en su mayoría, costosos y poco escalables a grandes plantas de energía. Esto nos hace dependientes de los combustibles fósiles cuando no se dan condiciones adecuadas de viento o sol.

    Así, además de la implantación masiva de energías renovables, es necesaria la implantación masiva de sistemas de almacenamiento de energía, producir a gran escala vectores energéticos como el hidrógeno a partir de renovables y además capturar el CO₂ emitido en las centrales termoeléctricas de combustibles fósiles (gas natural, carbón). Esta es la receta consensuada por la comunidad científica.

    ¿Cómo podemos capturar y almacenar CO₂?

    Los gases contaminantes producidos al obtener energía de los combustibles fósiles están formados principalmente por nitrógeno, CO₂ y vapor de agua. El proceso de captura consiste en separar el CO₂ del resto de gases. Una vez separado, puede ser almacenado geológicamente en el subsuelo o, lo que es preferible, valorizado como materia prima para la producción de materias importantes industrialmente, como pueden ser metano, azúcares, etc.

    La gran dificultad del proceso de captura radica realmente en la separación del nitrógeno y del CO₂ presente en los gases de combustión, ya que el vapor de agua puede eliminarse fácilmente por condensación. Existen diversas alternativas para capturar el CO₂ emitido a partir de combustibles fósiles:

    • Sistemas precombustión: consisten en modificar el combustible fósil de partida para obtener mezclas de H₂ y CO₂ antes del proceso de combustión.
    • Sistemas de oxycombustión:se sustituye el aire necesario para la combustión (comburente) por O₂ para que, una vez producida, los productos sean CO₂ y vapor de agua. Sin nitrógeno en la mezcla de gases, la obtención de CO₂ puro se simplifica.
    • Sistemas postcombustión:se produce la captura de CO₂ (siendo este un 5-15 % en volumen del total) de la mezcla de gases.

    De entre estos sistemas, los sistemas precombustión y postcombustión basados en aminas se encuentran en escala comercial, con algunas instalaciones en el mundo. No obstante, los sistemas precombustión actualmente implican un gran consumo energético y las aminas, además, presentan problemas de toxicidad, corrosión y elevado coste. Por eso en los últimos años se están proponiendo diferentes alternativas. Una de las más interesante es la basada en el calcium-looping, que consiste en el proceso cíclico de calcinación-carbonatación de carbonato cálcico.

    Esquema conceptual de captura de CO₂ a partir de cal (CaO). Author provided

    Captura de CO₂ a partir de caliza

    El proceso de calcium-looping consiste en producir óxido de calcio (cal viva) a partir de la reacción de calcinación de la piedra caliza (carbonato cálcico), una reacción muy conocida desde hace cientos de años pues es la base de la industria del cemento. La cal producida se introduce en un reactor donde entra en contacto con los gases de combustión. Allí tiene lugar la reacción de carbonatación entre la cal y el CO₂, produciendo de nuevo carbonato cálcico para cerrar el ciclo. Y así sucesivamente.

    Entre las ventajas que presenta esta tecnología destacan la eficiencia del proceso (captura mayor del 90 %), el menor consumo energético que otro procesos de captura y, sobre todo, el bajo coste, la no toxicidad y la amplia disponibilidad de la materia prima, la caliza, uno de los materiales más abundantes de la corteza terrestre. Entre los retos, gestionar eficientemente las altas temperaturas a las que se produce el proceso (650-950℃) y reducir la desactivación de la cal a medida que transcurren los ciclos.

    La prometedora tecnología del calcium-looping se encuentra aun en una etapa de desarrollo. Es fundamental, como en otros ámbitos, una apuesta decidida por la investigación. Para ello son necesarios proyectos demostradores que evalúen las opciones de escalado del proceso, minimizando riesgos antes de llegar a la etapa comercial.

    En la fase actual, un adecuado desarrollo de la investigación llevaría a su comercialización en un periodo aproximado de 5-7 años, con un impacto medioambiental muy positivo. Estamos a tiempo, y está en nuestra mano.

    Fuente:  Autor Profesor Investigador en el Departamento de Ingeniería, Universidad Loyola Andalucía 

  • ¿Es usted un ciudadano ambiental?

     

    Todos los días tenemos noticias de la pandemia que no termina de remitir. Pero no son las únicas. En nuestras pantallas se entrecruzan informaciones sobre la crisis climática o la presión sobre los ecosistemas. Son solo algunos factores del cambio ambiental global.

    Y todos los días recibimos noticias de nuevas regulaciones ambientales que nos muestran un mundo que está por nacer. Un ejemplo es la restricción de vuelos en Francia cuando la distancia sea inferior de dos horas y media y se pueda sustituir por viajes en tren. El objetivo ambiental es reducir la contaminación.

    Muchas de estas medidas parten de los Gobiernos, pero no son los únicos que pueden hacer algo. Desde hace décadas se ha implantado la conciencia medioambiental. Y esta nos habla del papel de los ciudadanos en las transformaciones ambientales y, por tanto, sociales y económicas.

    ¿Qué es la ciudadanía ambiental?

    Resulta clave conocer qué es la ciudadanía ambiental para saber qué nos hace ciudadanos ambientales. La Red Europea para la Ciudadanía Ambiental la define como “el comportamiento ambiental responsable de los ciudadanos que actúan y participan en la sociedad como agentes de cambio en el ámbito privado y público, a escala local, nacional y global, a través de acciones individuales y colectivas, en la dirección de la resolución de problemas ambientales”.

    Esto supone un cambio crucial en nuestro papel de ciudadanos. Ya no solo somos receptores pasivos de regulaciones ambientales, sino que tenemos un papel fundamental al ser agentes de cambio.

    Esto no supone tener toda la responsabilidad. Nuestras acciones como individuos siempre van a estar enmarcadas en las acciones de Gobierno. Pero también somos valedores de las transformaciones del gobierno. Por ello, tenemos un doble papel como agentes de cambio ambiental: nuestro propio comportamiento ambiental y nuestro papel en el cambio de la agenda de los Gobiernos.

    Por ello, la ciudadanía ambiental es crucial para el éxito de cualquier política ambiental. Existen numerosas políticas ambientales muy ambiciosas que necesitan de la participación indispensable de la ciudadanía, como las de sostenibilidad y sobre economía circular y baja en carbono. No son políticas que puedan realizarse solo de arriba abajo. Pero tampoco solo de abajo a arriba.

    Si algo nos ha enseñado la actual crisis sanitaria es que, ante problemas comunes y globales, la cooperación es indispensable para el éxito.

    ¿Qué nos hace ciudadanos ambientales?

    Pasar del concepto de ciudadanía ambiental al hecho (ser ciudadano ambiental) requiere un importante esfuerzo, en línea con la frase que se le reconoce al Mariscal de Campo Helmuth Karl Bernard von Moltke: “Ningún plan, por bueno que sea, resiste su primer contacto con el enemigo, con la realidad”.

    Es esa realidad con la que hay que luchar. ¿Cuáles son metafóricamente nuestras armas? Principalmente, adoptar actitudes y comportamientos ambientales en nuestro día a día y tomar decisiones ecológicas, a nivel particular y colectivo. Y a nivel general, transformar la sociedad al aumentar nuestra participación en los procesos de decisiones que permitan incluir en la agenda cuestiones clave.

    Además, es necesario ser conscientes y aplicar nuestros derechos y deberes ambientales. Pero no solo los de nuestro entorno que podemos conocer. También de lugares lejanos que sufren las acciones de nuestro modelo de consumo y de vida.

    ¿Somos ciudadanos ambientales?

    Creo que en España se han dado importantes pasos para convertirnos en ciudadanos ambientales. Y, de hecho, se ha conseguido que la cuestión ambiental esté en la agenda de las Administraciones, aunque todavía de una manera desigual.

    Se trata de una cuestión todavía en proceso y para la que, como siempre, necesitamos de la educación, convencional y también a través de los medios de comunicación.

    La educación es la herramienta clave desde el presente para construir un nuevo futuro en el que podamos convivir en armonía con la naturaleza. Como se indica en el trabajo de la Red Europea para la Ciudadanía Ambiental, “la educación desempeña un papel clave en la configuración de los futuros ciudadanos ambientales; nadie nace ciudadano ambiental, pero cualquiera puede llegar a serlo a través de la educación”.

    Ese equilibrio con la naturaleza es el objetivo para un ciudadano ambiental, un ciudadano con conciencia y acción ambiental. Pero no solo desde el concepto bucólico de la naturaleza, que también es necesario. También desde nuestro derecho a respirar un aire limpio y a tener unos océanos limpios. A gestionar adecuadamente los residuos y cerrar ciclos. A consumir una energía limpia, renovable y sostenible. A tener una ordenación del territorio que proteja los recursos clave y muestre pautas para el equilibrio social, económico y medioambiental. A tener una ciudad en armonía con el medio ambiente y conectada con corredores ecológicos. Al disfrute del medio ambiente sin mermar nuestras posibilidades futuras de desarrollo. A tener un futuro, ambiental.

     Fuente: Autora: Alexandra Delgado Jiménez

  • Buenas vibraciones: las turbinas sin palas podrían llevar energía eólica a su hogar

    Los "Skybrators" generan energía limpia sin el impacto ambiental de los grandes parques eólicos, según afirman estos pioneros verdes

     

     

    "Skybrator": la turbina eólica sin palas crea un gran revuelo antes del lanzamiento - vídeo

     

    Los parques eólicos gigantes que bordean las colinas y las costas no son la única forma de aprovechar el poder del viento, dicen los pioneros de la energía verde que planean reinventar la energía eólica renunciando a la necesidad de torres de turbinas, palas e incluso viento.

    “No estamos en contra de los parques eólicos tradicionales”, dice David Yáñez, inventor de Vortex Bladeless. Su startup de seis personas, con sede en las afueras de Madrid, ha sido pionera en el diseño de una turbina que puede aprovechar la energía de los vientos sin las palas blancas que se consideran sinónimo de energía eólica.

    El diseño ganó recientemente la aprobación de la empresa estatal de energía de Noruega, Equinor, que nombró a Vortex en una lista de las 10 nuevas empresas más interesantes del sector energético. Equinor también ofrecerá soporte para el desarrollo de startups a través de su programa de aceleración tecnológica.

    Las turbinas sin palas se encuentran a 3 metros de altura, un cilindro con la parte superior curva fijado verticalmente con una varilla elástica. Para el ojo inexperto, parece moverse de un lado a otro, no muy diferente al juguete del tablero de un automóvil. En realidad, está diseñado para oscilar dentro del rango del viento y generar electricidad a partir de la vibración.

    Ya ha llamado la atención en el sitio del foro Reddit, donde la turbina se comparó con un juguete sexual vibrante gigante, o "skybrator". El inconfundible diseño fálico atrajo más de 94.000 valoraciones y 3.500 comentarios en el sitio. El comentario mejor calificado sugirió que se podría encontrar un dispositivo similar en el cajón de la cómoda de su madre. Recibió 20.000 valoraciones positivas de los usuarios de Reddit.

    “Nuestra tecnología tiene diferentes características que pueden ayudar a llenar los vacíos donde los parques eólicos tradicionales podrían no ser apropiados”, dice Yáñez.

    Estas brechas podrían incluir áreas urbanas y residenciales donde el impacto de un parque eólico sería demasiado grande y el espacio para construir uno sería demasiado pequeño. Se conecta con la misma tendencia de instalar generación de energía en el sitio a pequeña escala, lo que ha ayudado a hogares y empresas de todo el país a ahorrar en sus facturas de energía.

    Esta podría ser la respuesta de la energía eólica al panel solar doméstico, dice Yáñez.

    “Se complementan bien entre sí, porque los paneles solares producen electricidad durante el día, mientras que las velocidades del viento tienden a ser más altas durante la noche”, dice. “Pero el principal beneficio de la tecnología es la reducción de su impacto ambiental, su impacto visual y el costo de operación y mantenimiento de la turbina”.

    La turbina no representa ningún peligro para los patrones de migración de las aves o la vida silvestre, especialmente si se usa en entornos urbanos. Para las personas que viven o trabajan cerca, la turbina generaría ruido a una frecuencia prácticamente indetectable para los humanos.

    “Hoy, la turbina es pequeña y generaría pequeñas cantidades de electricidad. Pero estamos buscando un socio industrial para ampliar nuestros planes a una turbina de 140 metros con una capacidad de potencia de 1 megavatio ”, dice Yáñez.

    Vortex no es la única startup que espera reinventar la energía eólica. Alpha 311, que comenzó en un cobertizo de jardín en Whitstable, Kent, ha comenzado a fabricar una pequeña turbina eólica vertical que, según afirma, puede generar electricidad sin viento.

    La turbina de 2 metros, hecha de plástico reciclado, está diseñada para encajar en las farolas existentes y generar electricidad a medida que los automóviles que pasan desplazan el aire. Una investigación independiente encargada por la empresa ha descubierto que cada turbina instalada a lo largo de una autopista podría generar tanta electricidad como 20 metros cuadrados de paneles solares, electricidad más que suficiente para mantener encendida la luz de la calle y ayudar también a alimentar la red eléctrica local.

    Una versión reducida de la turbina, de menos de 1 metro, se instalará en el O2 Arena de Londres, donde ayudará a generar electricidad limpia para los 9 millones de personas que visitan el lugar de entretenimiento en un año habitual.

    “Si bien nuestras turbinas se pueden colocar en cualquier lugar, la ubicación óptima es al lado de una carretera, donde se pueden instalar en la infraestructura existente. No es necesario desenterrar nada, ya que se pueden conectar a las columnas de iluminación que ya están allí y utilizar el cableado existente para alimentar directamente a la red", dice Mike Shaw, portavoz de la empresa. "La huella es pequeña y las autopistas no son exactamente lugares hermosos".

    Quizás la divergencia más ambiciosa de la turbina eólica estándar ha surgido de la startup alemana SkySails, que espera utilizar un diseño aerotransportado para aprovechar la energía eólica directamente desde el cielo.

    SkySails fabrica cometas grandes totalmente automatizadas diseñadas para volar a altitudes de 400 metros para capturar la energía de los vientos a gran altitud. Durante su ascenso, la cometa tira de una cuerda atada a un cabrestante y un generador en el suelo. La cometa genera electricidad a medida que se eleva hacia el cielo y, una vez que se desarma por completo, utiliza solo una fracción de la electricidad generada para regresar al suelo.

    Stephan Wrage, director ejecutivo de SkySails, dice que los sistemas de energía eólica aerotransportada significan que "el impacto en las personas y el medio ambiente es mínimo... Los sistemas funcionan de manera muy silenciosa, prácticamente no tienen ningún efecto visible en el paisaje y apenas proyectan una sombra", añade. 

    Hoy en día, el diseño puede generar una capacidad máxima de 100 a 200 kilovatios, pero una nueva asociación con la empresa energética alemana RWE podría aumentar la producción potencial de kilovatios a megavatios. Un portavoz de RWE dijo que la pareja está buscando el sitio ideal para volar cometas en el campo alemán.

     

    Publicado en The Guardian el 16 de marzo de 2021 por Jilliam Ambrosse. Enlace al artículo original: https://bit.ly/3c4nIrj

     

  • Impuestos ambientales, tan necesarios como ausentes en la ley de cambio climático

    Shutterstock / Toa55

    5 - 6 minutos

    Hace unos días se aprobó en el Congreso la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Una ley muy necesaria y bienvenida, pero que ha dejado fuera una cuestión absolutamente fundamental para navegar la transición y para impulsar la descarbonización: la fiscalidad energética y ambiental.

    En su (limitado) descargo, hay que reconocer que la Ley introduce la creación de una comisión de expertos sobre fiscalidad, a la que se atribuye la responsabilidad de completar este aspecto. Pero, sinceramente, la historia reciente no nos invita a ser muy optimistas. De hecho, ya hemos tenido otras comisiones de expertos tanto en transición energética como en fiscalidad, cuyos resultados han acabado donde siempre: en el cajón.

    El coste ambiental de nuestras decisiones

    En todo caso, lo que es evidente es que, si queremos cumplir los objetivos marcados por la Ley, es imprescindible contar con una fiscalidad que envíe las señales de precio correctas a todos los agentes. ¿Por qué tanta insistencia en esta cuestión?

    En primer lugar, para asegurarnos de que los consumidores, los inversores, las empresas, y en general todos los agentes implicados en decisiones que afectan al consumo de energía y a las emisiones de gases de efecto invernadero toman las decisiones correctas.

    El objetivo es que cuando una persona vaya a comprar un vehículo, o el combustible para ir de fin de semana a la playa, o un equipo de calefacción para su vivienda, o incluso sus alimentos, vea reflejado en su precio el coste que supone emitir CO₂. Que cuando una empresa vaya a actualizar su equipo industrial sepa que el equipo que más emite le va a costar más. Que cuando un inversor esté decidiendo dónde colocar sus ahorros, tenga en cuenta que la inversión más contaminante será menos rentable.

    Esto puede hacerse de distintas formas. Algunos ejemplos serían:

    Todo ello, por supuesto, de forma gradual para que los consumidores nos vayamos adaptando, pero con un horizonte cierto.

    Estímulos para las tecnologías limpias

    En segundo lugar, la fiscalidad permite que existan suficientes incentivos al desarrollo de tecnologías más limpias. Si los ahorros de emisiones que implican estas tecnologías llevan aparejado un ahorro económico, será más fácil que se desarrollen y se adopten de forma masiva.

    Ahora mismo, por ejemplo, los vehículos eléctricos son más caros que los convencionales. Para que sigan bajando sus costes y se hagan competitivos, necesitamos invertir en desarrollo tecnológico (no solo estimular su demanda con ayudas). Y para que esa inversión se produzca, quienes la hacen deben tener claro que su inversión va a ser rentable y va a producir fruto, gracias a un precio del CO₂ que hará que su producto sea más atractivo que el vehículo convencional.

    Esto ahora no sucede salvo para los sectores sujetos al sistema europeo de comercio de emisiones. En estos sectores (como el eléctrico) existe un precio por emitir CO₂ que está contribuyendo, por ejemplo, a que en España se abandone el carbón. Pero esta señal no existe para el transporte o para los edificios. Quizá por eso las emisiones de estos sectores siguen aumentando, mientras que las del sector eléctrico disminuyen: porque no cuesta nada seguir haciéndolo mal.

    Es cierto que la fiscalidad no es la única posibilidad: también podemos obligar a utilizar determinadas tecnologías, o prohibir otras (como las bombillas incandescentes). Pero esto, además de lo que implica para la libertad individual (que la fiscalidad sí respeta), tiene un coste mucho mayor. Distintas investigaciones han mostrado que las obligaciones pueden costar hasta un 60 % más que los impuestos para conseguir lo mismo.

    Los puntos flacos de los impuestos

    Por otra parte, también es necesario recordar que la fiscalidad no es perfecta. Solo lo sería si los mercados fueran también perfectos, si siempre nos comportáramos como agentes económicamente racionales, o si no hubiera barreras o inercias que impiden que produzca los efectos ideales.

    Tampoco podemos olvidar que la fiscalidad puede tener impactos distributivos relevantes. En general, el introducir una señal de precio al CO₂ tiene efectos regresivos, es decir, perjudica más a los segmentos de menos renta, ya que estos tienen una mayor intensidad energética, y utilizan más los combustibles fósiles (al ser más baratos).

    Esto hace que sea necesario completar la fiscalidad con otros instrumentos: de información, de apoyo tecnológico, o de compensación para los vulnerables. Pero, para que todos estos instrumentos funcionen bien y sigan alineados con la descarbonización eficiente, es fundamental contar con una señal de precio que oriente todas las actuaciones.

    La fiscalidad climática es imprescindible. Por eso es llamativa su ausencia de la ley que debe dirigir la descarbonización en España hacia 2050.

    Fuente: Profesor de Organización Industrial de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI, Universidad Pontificia Comillas

     

  • La madera transparente, energéticamente más eficiente, podría convertirse en alternativa al cristal

     5-6 minutos

    La madera es un material antiquísimo que los seres humanos llevan usando desde hace millones de años para actividades como la construcción de casas y barcos o como combustible para alimentar el fuego. Se trata de un recurso renovable, y supone además un medio a través del cual absorber el exceso de dióxido de carbono presente en la atmósfera de la Tierra. En la actualidad, el volumen anual de producción del principal componente de la madera, la celulosa, es 20 veces superior al del acero.

    Pero si hay algo para lo que no utilizaríamos madera sería para construir ventanas. En su lugar utilizamos plástico y cristal, que son transparentes, y que, al endurecerse, aportan solidez estructural. Pero los edificios pierden una gran cantidad de calor a través de los cristales y, a pesar de que la luz que dejan pasar puede templar un poco los interiores, no se trata de un buen aislante. De ahí la necesidad de poner doble cristal. La madera, por su parte, posee grandes capacidades aislantes, pero no es transparente… Normalmente.

    En los últimos años los ingenieros de materiales han estado trabajando en crear madera transparente. Este material (una madera a través de la cual se pueda ver, y que a la vez conserve sus grandes propiedades mecánicas) podría suponer una buena alternativa al cristal; alternativa, además, que proviene de un material sostenible y renovable. Los intentos anteriores de llevar esto a cabo implicaban un enorme coste energético, y requerían además el uso de productos químicos muy tóxicos. Sin embargo, hace poco se ha publicado un nuevo estudio donde se muestra cómo hacer madera transparente sin que sea necesario usar grandes cantidades de energía.

    Ver a través de la madera

    La falta de transparencia de la madera se debe a la acción conjunta de sus dos componentes principales, la celulosa y la lignina. La lignina absorbe la luz, y la presencia de cromóforos (componentes que se activan gracias a la luz) hace que este material tenga un aspecto marrón. Las fibras de la madera, que en su mayor parte están compuestas de celulosa, son estructuras similares a tubos huecos. Y el aire del interior de estos tubos dispersa la luz, lo que limita su transparencia.

    Las investigaciones anteriores destinadas a crear madera transparente intentaban, entre otras cosas, eliminar por completo la lignina de la estructura y sustituirla por un material resinoso. Pero para eliminar la lignina era necesario el uso de numerosos productos químicos muy dañinos para el medio ambiente, y además suponía una reducción considerable de las propiedades mecánicas del material, que se volvía más endeble.

    Pero el nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Maryland, muestra cómo es posible crear madera transparente usando un producto químico sencillo, el peróxido de hidrógeno, que habitualmente se usa para teñir el pelo. Se trata de un producto capaz de modificar los cromóforos, de cambiar su estructura de tal modo que estos dejen de absorber la luz y de darle a la madera su color marrón.

    Al eliminar la lignina, un componente de la madera, ésta se vuelve transparente. Shutterstock/Krasula

    Este producto químico puede extenderse sobre la madera y luego activarse proyectando luz. De esta forma se puede obtener un material blanco y brillante, al que podríamos llamar madera rubia. La reacción química que se produce al juntar madera y peróxido de hidrógeno es bien conocida, pues se trata de un procedimiento básico para decolorar la pulpa de madera que se usa para hacer papel (y que es una de las razones por las que dicho papel tiene una apariencia banca y brillante).

    El otro motivo por el que el papel es blanco es porque los poros o agujeros que componen su estructura dispersan la luz de forma similar a como lo hacen las fibras huecas de celulosa en la madera. Si se rellenan estas fibras con resina se reduce la dispersión, lo que permite que la luz atraviese la madera y esta sea transparente al tiempo que mantiene sus propiedades mecánicas.

    Ventanas de madera

    Hablamos de una investigación fascinante que se basa en la bien conocida reacción química que se produce al juntar peróxido de hidrógeno y lignina. Esta técnica se podría aplicar de igual modo a grandes estructuras de material, lo que podría sentar las bases para la producción de materiales de construcción transparentes que tuvieran el potencial real de sustituir al cristal.

    Dado que el producto químico se aplica sobre la madera, esto ofrece grandes posibilidades para la creación de efectos decorativos. Así, podría popularizarse el uso de paneles de este nuevo material en interiores, donde seguirían aportando su capacidad aislante adicional.

    Hace falta seguir investigando para optimizar la reacción química y lograr la automatización industrial del proceso. Sin embargo, llegará un día en el que podremos sentarnos en el interior de una casa o trabajar en un edificio cuyas ventanas sean completamente de madera.

    Fuente: Por Steve Eichhorn. Professor of Materials Science and Engineering, University of Bristol