En el periodo enero-abril alternaron episodios cálidos y fríos, además las precipitaciones caídas fueron en general normales. Fueron históricas la nevada asociada a la borrasca Filomena y la ola de frío que la sucedió. También fue significativa para el campo la escasez de precipitaciones de marzo (y en algunos lugares también la primera quincena de abril). Otra característica importante de esta primavera fue el frío que en abril afectó al campo francés e italiano (y en mucha menor medida a zonas del este de la península ibérica y Baleares). 

Enero fue frio o muy frio (salvo en Levante, valle del Ebro, centro-este de Andalucía, Baleares y Canarias donde fue un mes normal) con grandes nevadas. Febrero resulto muy cálido y en general húmedo (salvo en el litoral mediterráneo y Baleares). Marzo fue térmicamente normal (aunque en el centro-sureste peninsular y en Canarias fue frio) y, respecto a las precipitaciones, fue seco en general, aunque húmedo en algunas zonas mediterráneas. Abril fue frio, con heladas fuertes generalizadas, en gran parte de Europa afectando también al tercio este peninsular y a Baleares. Mayo fue cálido o muy cálido (salvo en el tercio norte peninsular) y seco (salvo en el sureste de la Península y Baleares donde tuvo un carácter muy húmedo), en los últimos días del mes se produjeron tormentas y lluvias intensas dispersas.  

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Fuente: Autor: Juan Antonio de Cara García, AEMET