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Microplásticos

  • Detección de la basura plástica marina en el Mediterráneo

    Fuente: Copernicus

    Publicado: 14/07/2022

    Enlace al artículo original publicado en inglés


    Preservando nuestras aguas

    El agua es vital para la vida. Con nuestros recursos marinos cada vez más en peligro, la atención del mundo se está desplazando hacia la protección de sus activos desde océanos, mares, ríos y lagos hasta los arroyos y estanques más pequeños. Uno de los problemas es la contaminación, y en particular, la contaminación plástica.

    Debido a sus propiedades intrínsecas (bajo coste y peso ligero), el plástico es el material preferido para un gran número de aplicaciones cotidianas. Sin embargo, no hay rosa sin espinas ya que son estas mismas propiedades las que amenazan el bienestar de los recursos hídricos. Al fragmentarse con bastante facilidad, el plástico se rompe en pedazos diminutos que van desde tamaños visibles hasta microplásticos. Cuando se desechan incorrectamente, estos fragmentos pueden terminar en las aguas y, a menudo, son arrastrados por las descargas de los ríos y por las corrientes marinas y oceánicas. Debido a los patrones naturales de estas corrientes, los objetos inanimados tienden a acumularse en puntos críticos específicos, formando "islas de basura" que representan un peligro para los animales marinos ya sea por ingestión o lesiones por contacto.

     

     

    Se están elaborando importantes iniciativas para combatir este problema en el escenario mundial. La Unión Europea (UE), por ejemplo, está incorporando el desmantelamiento gradual de los envases de plástico en supaquete insignia Green Deal. A nivel mundial, las Naciones Unidas han propuesto el proyecto de resolución sobre basura marina y microplásticos con el objetivo de “prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, en particular de las actividades realizadas en tierra, incluidos los desechos marinos y la contaminación por nutrientes” para 2025.

    Abordar estos problemas requiere de las herramientas apropiadas. Con ese fin, actualmente existen tres áreas principales de investigación:

    • Detección de islas de basura plástica marina;

    • Identificación de patrones de flujo y acumulación, a través de la predicción de trayectorias, y

    • Posibles técnicas de prevención, mitigación y/o eliminación.

    Copernicus abre importantes nuevas vías para la vigilancia de la basura plástica marina

    Los métodos de observación e imágenes in situ, que generalmente requieren misiones de campo con embarcaciones tripuladas y personal capacitado, no son rentables ni eficientes para una vigilancia exhaustiva. Además, en ocasiones no son particularmente exitosas. No obstante, una vez que se ha detectado la ubicación, el tamaño y la composición de los conjuntos de basura, se puede ampliar el conocimiento a través de vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés). Aunque su uso está algo limitado por su alcance (normalmente del orden de unos pocos kilómetros), la mayoría de los drones son útiles para estudios de reconocimiento y con fines especiales. Además, se pueden utilizar en experimentos de control cerca de la costa para la creación de datos de referencia.

    Tan pronto como se detecta la ubicación de la contaminación, los modelos de corrientes oceánicas del Servicio Marino de Copernicus se utilizan para proporcionar información (condiciones iniciales y forzamiento) para los modelos de seguimiento de partículas. La modelización de la deriva o los modelos de seguimiento de las partículas oceánicas, basados ​​en las corrientes oceánicas y la mezcla vertical de las capas de agua, tienen el potencial de indicar las probables vías de transporte tridimensional (deriva y/o hundimiento) y el tiempo promedio que tardan los plásticos en viajar desde su fuente original a su ubicación actual. Esto permite detectar por dónde entrarán los plásticos al océano (identificar la fuente de contaminación), cómo se propagan por el océano abierto y estimar cuánto tiempo han estado allí.

    Estos modelos se pueden usar para rastrear el movimiento de las siguientes maneras:

    • Hacia adelante”, que permite seguir la partícula de plásticodesde su origen hasta su ubicación actualen mar abierto utilizando los modelos de corrientes oceánicas del Servicio Marino de Copernicus. Dicho seguimiento funciona para los plásticos a la deriva en la superficie, pero también se puede realizar para localizar partículas de plástico en las profundidades del océano.

    • "Hacia atrás o retro", que nos permite reconstruir el viaje de la contaminación plásticadesde su ubicación actual hasta su origen para identificar la potencial fuente en la que puede haberse originado la contaminación.

    La inteligencia artificial (IA) y los algoritmos juegan un papel central en el esfuerzo por combatir la contaminación de los desechos marinos, ya que ayudan a filtrar grandes cantidades de datos de Copernicus. Desde algoritmos de identificación hasta la extracción de corrientes y patrones en flujos de datos marinos globales, el uso combinado de imágenes satelitales, datos in situ, procesamiento algorítmico e IA proporciona una herramienta muy valiosa. Nunca antes habíamos podido recopilar y, lo que es más importante, procesar grandes cantidades de información para formular ideas como ahora. Con la separación espectral (algoritmo que descompone la luz en sus componentes) y la IA como las dos alternativas principales para la identificación de la basura plástica, se está trabajando mucho para desarrollar diferentes soluciones en todo el mundo.

    Iniciativas piloto actuales en el Mediterráneo

    En un esfuerzo por cerrar esta brecha, el Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad del Egeo, con la ayuda de sus estudiantes de licenciatura, lanzó una serie de estudios de investigación exploratorios cerca de la isla de Lesbos, en el Egeo, denominados "Proyectos de basura plástica (Plastic Litter Projects – PLP)". El primero de la serie, PLP2018, utilizó una técnica de separación para procesar datos de imágenes de Copernicus de libre acceso, específicamente datos de nivel 1C y 2 del Sentinel 2, junto con imágenes de drones in situ. Las imágenes del dron se utilizaron como herramienta de validación para verificar la cobertura de píxeles de plástico (qué porcentaje de cada píxel de datos es realmente basura plástica).

    Aprovechando un conjunto de tres balsas de plástico de 100 metros cuadrados (sustitutos artificiales de las islas de desechos plásticos) compuestas de bolsas, redes y más de 3.600 botellas, PLP utilizó las bandas de imágenes RGB (rojo-verde-azul) y NIR (infrarrojo cercano) de Sentinel-2 para generar un caso de identificación de referencia. Los siguientes estudios, PLP2019 y 2020, trabajaron para simular tamaños y duraciones más realistas de las islas de plástico, estableciendo objetivos más pequeños y semipermanentes. PLP2021 evaluó la validez de los casos de referencia desarrollados en el mundo real a través de dos muestras de 600 m2 (una de plástico y otra de madera), dando un paso importante hacia la producción de un mecanismo de identificación listo para su uso generalizado. PLP2022 se propone utilizar muestras inflables, allanando el camino para futuros experimentos no solo en el Mediterráneo, sino también en mares y océanos de todo el mundo.

     

     

     

    Planetek Italia está llevando a cabo una iniciativa similar en colaboración con la Universidad Técnica Nacional de Atenas y la Universidad del Egeo, utilizando crowdsourcing, datos Sentinel-2 y datos satelitales hiperespectrales para la detección, cuantificación y seguimiento de la basura plástica marina (proyecto REACT).

    Laimagen hiperespectral es una técnica de observación de la Tierra que emplea un rango de frecuencias electromagnéticas para obtener imágenes de un objeto o área, en lugar de asignar rojo, verde y azul (colores primarios) a cada píxel de datos. El análisis involucrado implica descomponer la luz incidente en varias bandas espectrales. Por lo tanto, cada píxel proporciona no solo imágenes espaciales bidimensionales, sino también la firma de color única del objeto o área fotografiada, que revela mucho más sobre lo que se está fotografiando. Dichos datos de referencia formarían la base para los métodos y algoritmos de identificación que desarrollarán los investigadores en diferentes mares y océanos de diferentes continentes, basados ​​en los mismos principios fundamentales.

    Planetek está empleando un enfoque mixto para el problema de la detección de basura plástica marina, combinando la separación de firmas espectrales y la IA. El proyecto está diseñado para respaldar la detección y el seguimiento de la basura marina para la Agencia Regional para la Prevención y Protección Ambiental de Puglia (ARPA Puglia), que implementa la Directiva Marco de Estrategia Marina de la UE en esta región autónoma italiana. Una vez más, se destaca la rentabilidad, la repetibilidad y la flexibilidad como objetivos y ventajas fundamentales de los métodos basados ​​en satélites. Las acciones clave involucradas incluyen el seguimiento regular de la basura plástica en áreas extensas, la comprensión de la dinámica espacial y temporal (migración y agregación) de la basura plástica y el apoyo a las actividades in situ a través de información procesable mejorada. Este proyecto en particular emplea una combinación de datos de Sentinel-2 y del Servicio de Vigilancia del Medio Ambiente Marino de Copernicus (CMEMS). El uso de imágenes hiperespectrales es prometedor como una nueva aplicación de la futura misión CHIME, un generador de imágenes hiperespectrales que se lanzará antes de la década de 2030 para complementar la primera generación de satélites Sentinels.

     

     

     

    Conclusión: imaginar una acción mundial

    A pesar del alcance local de los proyectos actuales, las herramientas de vigilancia actualmente disponibles pueden usarse en áreas extensas y son escalables a áreas más grandes.Establecer las bases para la detección de patrones de agregación y migración de basura plástica marinapermitirá a la próxima generación de partes interesadas e investigadores estar mejor informados y mejor equipados para salvaguardar nuestras aguas en los años venideros.

     

     

  • Está nevando plástico en Siberia

    2 - 3  minutos 

    Los científicos de Tomsk están analizando grandes cantidades de plásticos en las precipitaciones invernales de una franja de Rusia.

    A principios de marzo de este año comenzó el muestreo a gran escala de la nieve en Siberia. Las muestras se recogen en diferentes regiones de la región federal de Siberia, desde Gorny Altai (Biysk, Belokurikha) hasta el Ártico (distrito de Tazovsky). Imagen: Dmitry B Daemon_70Rus

    La investigación abarca una zona que va desde Biysk, cerca de las montañas de Altái, hasta el Ártico. También se está examinando el agua de lluvia, pero hay un interés especial por la nieve.

    Yulia Frank, científica del Instituto de Biología de la Universidad Estatal de Tomsk, declaró: "La gente lleva más de un siglo y medio utilizando plástico. Los polímeros sintéticos se biodegradan mal, y son muchos los países que aún no han llegado a recoger y eliminar este material.

    Así que cada vez se acumulan en el medio ambiente más productos procedentes de su descomposición: los microplásticos.

    Se sabe que una cantidad importante de microplásticos acaba en los ecosistemas marinos y de agua dulce. Esto lo confirma nuestra investigación.

    La tarea del nuevo proyecto es evaluar la concentración de los microplásticos sintéticos en las precipitaciones sólidas y líquidas. Hasta ahora no se habían realizado estudios de este tipo en Rusia".

    Los científicos de Tomsk están examinando grandes cantidades de miscroplásticos en las precipitaciones invernales de una franja de Rusia. Imágenes: BI TSU, Dmitry B Daemon_70Rus

    Los científicos comenzaron a recoger muestras de agua de lluvia y nieve en Tomsk y sus alrededores en otoño de 2020. A principios de marzo de este año comenzó el muestreo de nieve a gran escala en Siberia. Las muestras se recogen en diferentes regiones de la región federal de Siberia, desde Gorny Altai (Biysk, Belokurikha) hasta el Ártico (distrito de Tazovsky).

    Los primeros resultados del análisis de las precipitaciones atmosféricas recogidas cerca de Tomsk muestran que contienen principalmente partículas de plástico.

    Los fragmentos de forma irregular y de microesferas se encuentran en cantidades menores. Obviamente, esto se debe al bajo peso de las partículas, lo que contribuye a su transporte por las masas de aire", afirman los científicos.

    Próximamente, los científicos realizarán un análisis de laboratorio de las nuevas muestras recogidas, evaluarán la concentración de microplásticos en las precipitaciones atmosféricas sólidas y averiguarán si su nivel se ve afectado por la proximidad de carreteras y núcleos de población.

    Esperan que en la fase final del proyecto sea posible evaluar la presencia de micropartículas en el medio ambiente de la región federal de Siberia y comparar el nivel de contaminación ambiental con otras regiones.

    Anteriormente, el equipo de BI TSU analizó la concentración de microplásticos en los ríos de Siberia, así como en el tracto alimentario de los peces.

    Fuente:  Publicado: 10 March 2021

     

     

     

  • Las abejas indican la presencia de microplásticos en el medio ambiente

    5 - 7  minutos

    Los microplásticos son pequeños fragmentos de plástico de entre 5 milímetros y 1 micrómetro (el tamaño de una bacteria). Puede que ya le resulten familiares por los numerosos informes que alertan de su presencia en el medio ambiente.

    Recientes investigaciones muestran la alta capacidad de estos fragmentos para alcanzar los diferentes compartimentos ambientales: los océanos, los ríos, los suelos y el aire. Es tanta la movilidad de los microplásticos que hasta se han encontrado en lugares remotos del Ártico o de la Antártida.

    Gracias a la colaboración entre las Universidades de Alcalá, Autónoma de Madrid y de Almería con la Asociación Danesa de Apicultores, hemos evaluado la capacidad de las abejas para recoger, por adherencia, microplásticos en sus viajes diarios. La asociación danesa cuenta con más de 6 000 apicultores y tiene la ventaja de desarrollar apicultura de zonas urbanas.

    El estudio aporta la primera evidencia de cómo las abejas (y otros insectos) entran en contacto con estos materiales, que por supuesto acaban en el interior de las colmenas. Hasta ahora se había investigado principalmente si había plástico en la miel o qué pasaba con los polinizadores que se exponían a alguno de estos polímeros.

    La ubicuidad y persistencia de este tipo de residuos los convierten en un problema global sin que exista una idea clara de cómo se transfieren de un medio a otro. Además, aún se desconocen en gran medida sus efectos sobre el medio ambiente y la salud de las personas.

    Microplásticos de origen marino. Carledcu / Flickr

    Microplásticos en el aire

    De todos los medios explorados, el aire es el más desconocido en cuanto a la presencia de microplásticos. La mayoría de los estudios publicados hasta la fecha investigan los materiales que se depositan en el suelo utilizando muestreadores específicos.

    Recientemente, hemos demostrado la presencia de materiales a gran altura sobre el cielo de Madrid. Sabemos, por lo tanto, que los microplásticos tienen la capacidad de alcanzar grandes altitudes.

    Una vez han ascendido lo suficiente, el movimiento de las masas de aire mueve los microplásticos de una zona a otra. La movilidad es mayor cuanto menor sea el tamaño de las partículas.

    Si bien parece que el aire es una pieza clave en la distribución de los microplásticos, todavía no está claro cómo se producen los desplazamientos, el origen de estos plásticos ni si su flujo tiene una determinada temporalidad.

    Las abejas como biomonitores

    Las abejas de la miel (Apis mellifera) son excelentes biomonitores de diversos contaminantes. Gracias a ellas, se pueden monitorizar los productos veterinarios usados por los apicultores para su cuidado, los pesticidas de origen agrícola y otros contaminantes presentes en su radio de exploración. Estos controles garantizan que la calidad de los productos como la miel, la cera y el polen sea óptima.

    Las principales ventajas de las abejas como bioindicadores son la sensibilidad que tienen a los tóxicos, su alta tasa de reproducción y su amplio radio de acción. Sus largos vuelos, de hasta 14 km, les permiten recorrer zonas inaccesibles para el hombre.

     Abeja recolectando polen. Shenandoah National Park / Flickr

    Una investigación novedosa

    Para llevar a cabo nuestro último estudio, fijamos primero un protocolo y recolectamos una serie de muestras de las abejas durante la pasada primavera. Después, evaluamos la presencia de los microplásticos que llegaron fijados a los insectos en una serie de colmenas situadas en diecinueve localizaciones de Copenhague y alrededores.

    Localización de los puntos de muestreo. Fotografía de los autores, Author provided

    En sus desplazamientos en búsqueda de néctar y flores, las abejas retienen en sus cuerpos las fibras y fragmentos de plástico que estén presentes en el aire debido a interacciones electrostáticas entre sus cuerpos y los microplásticos.

    La cantidad de plástico que se encuentre en cada colmenar, cuyos individuos comparten área de vuelo, constituye una medida de la cantidad de estos materiales en el entorno.

    Detalle de micropartículas de diversos materiales adheridas a distintas partes de la abeja. Science of The Total Environment, Author provided

    Microplásticos en todas las colmenas

    Hemos detectado microplásticos de diversas formas y colores, tanto fibras como fragmentos, en todas las localizaciones muestreadas. La mayor cantidad de plásticos, como era de esperar, se ha encontrado en las zonas urbanas. Sin embargo, en las regiones suburbanas e incluso en las rurales también se han encontrado cantidades destacables. Proceden de zonas urbanas próximas, que son la fuente principal de esta contaminación.

    En nuestro trabajo, hemos identificado trece polímeros sintéticos diferentes entre los que destacan las fibras de poliéster. La contaminación por fibras sintéticas es un problema común y señala directamente al uso de materiales sintéticos como fuente importante de microplásticos en el medio ambiente.

    Otros plásticos como el polietileno o el cloruro de polivinilo aparecieron con frecuencia en las muestras junto con materiales de algodón o lana que han sufrido algún tipo de tratamiento para su uso textil (la presencia de colorantes y otros aditivos químicos también es motivo de contaminación).

    Aspecto de los microplásticos encontrados adheridos al cuerpo de las abejas. Science of the Total Environment, Author provided

    La actividad humana, fuente de microplásticos

    En este estudio pionero, demostramos la presencia de microplásticos y otros materiales antropogénicos adheridos al cuerpo de las abejas. Esto las hace útiles como biomonitores de la presencia de estos materiales en la naturaleza.

    Este enfoque abre un abanico de posibilidades para futuros estudios. Gracias a esta especie, podemos llegar a conocer más sobre la dispersión de los plásticos desde los núcleos urbanos, las variaciones geográficas y temporales de esas dispersiones, y cómo la presencia de microplásticos cambia con el perfil sociodemográfico de las zona estudiadas.

    Por otra parte, no hay que olvidar que la situación óptima debería ser la poca o nula detección de microplásticos y esto está lejos de ocurrir. La contaminación por microplásticos está asociada a la actividad humana y mientras utilicemos polímeros sintéticos será necesario establecer programas de vigilancia y monitorización.

    El uso de biomonitores permite obtener datos de lugares muy dispares con una inversión limitada. De esta forma, las abejas pueden contribuir a mejorar la gestión de nuestros residuos plásticos.

     Fuente: Autores: Carlos Edo, Francisca Fernández Piñas y Roberto Rosal

  • Las colillas son un residuo tóxico que tenemos que aprender a gestionar.

    Shutterstock/Phil Silverman

      

    Cada año se consumen en el mundo aproximadamente 6 billones de cigarrillos, responsables de la muerte de unos 8 millones de personas en ese mismo periodo. Esta cifra supone más del doble de las muertes producidas hasta la fecha por la COVID-19. Además de las pérdidas humanas, también es preciso considerar el gasto sanitario derivado del tabaquismo, que apenas se ve compensado con la recaudación de impuestos por la venta de las cajetillas.

    Estos datos son lo suficientemente elocuentes para preguntarnos cómo es posible que todavía se permita la venta de tabaco. Este producto, que contiene más de 75 compuestos carcinógenos y más de 200 de carácter tóxico, constituye la primera causa de muerte evitable en el mundo.

    Pero el problema no termina aquí. Además de su impacto en la salud y la economía, el tabaco también es responsable de gravísimos problemas ambientales, especialmente los producidos por las colillas de los cigarrillos. Constituyen lo que se denomina “tabaco de cuarta mano”.

     

    Las colillas en el medioambiente

    Se ha estimado que un 75 % de las colillas se arrojan al suelo. Son arrastradas por el viento, la lluvia y transportadas a través de las alcantarillas hasta ríos y mares. Constituyen actualmente el principal tipo de residuo a nivel mundial.

    La peligrosidad de las colillas reside en su filtro de acetato de celulosa, un polímero plástico no biodegradable que puede permanecer mucho tiempo en el medioambiente (hasta 10 años). Libera lentamente los compuestos tóxicos que han sido retenidos por el filtro al fumar, como nicotina, metales pesados, hidrocarburos aromáticos policíclicos, fenoles e insecticidas.

    La ingestión de las colillas por parte de muchos animales, la liberación de los compuestos tóxicos almacenados en el filtro y los micro y nanoplásticos que se van desprendiendo ocasionan graves impactos en la biodiversidad, los ecosistemas y la salud. Muchos de ellos todavía no han sido caracterizados suficientemente.

     

    ¿Cómo gestionar estos residuos tóxicos?

    Esta problemática global exige el desarrollo de leyes o regulaciones apropiadas y seguras para la gestión de este tipo de desechos, reconocidos en algunos países como residuos tóxicos y peligrosos. Actualmente las colillas se concentran en la fracción resto, que en la mayoría de las ciudades es depositada en vertederos. Sin embargo, por su composición química y su carácter tóxico, requieren de una gestión especial.

    La gran mayoría de los productos que son puestos en el mercado se convierten tarde o temprano en residuos. Estos deben ser tratados adecuadamente para reaprovechar sus materiales y evitar que contaminen, siguiendo las pautas que marca la tendencia de la economía circular.

    Los productos susceptibles de transformarse en residuos son también responsabilidad del productor que los ha fabricado. La denominada responsabilidad ampliada del productor está regulada desde hace varios años por la Unión Europea y solamente se aplica a aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y acumuladores, vehículos, envases, neumáticos y aceites minerales.

    La Directiva (UE) 2019/904 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de junio de 2019, sobre la reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medioambiente señala que “es preciso reducir el enorme impacto medioambiental causado por los residuos generados por el consumo de productos de tabaco con filtros que contienen plástico, que se desechan de manera incontrolada directamente en el medioambiente”.

    La responsabilidad ampliada del productor puede ser un buen modelo para establecer nuevas leyes sobre la gestión de los residuos de los cigarrillos. De esta manera, la industria tabacalera se implicaría en el gravísimo problema ambiental que ella misma produce. Podría sufragar, por ejemplo, los costes de la limpieza de los vertidos de colillas en el mundo. También podría hacerse cargo de los costes de establecer una infraestructura específica para recoger los residuos posteriores al consumo de productos del tabaco, como recipientes apropiados para colillas, en lugares donde habitualmente se concentra su vertido.

    A estas medidas habría que añadir la realización de campañas de educación pública dirigidas a reducir el desperdicio de colillas, concienciando a los fumadores de los drásticos efectos que estos residuos tienen sobre el medioambiente.

     

    Reciclaje y alternativas a los filtros tóxicos

    Por otra parte, los ayuntamientos deberían implementar una estrategia adecuada para la gestión de las colillas, que tal y como se ha mencionado anteriormente, se depositan habitualmente en la fracción resto. En este sentido, cada vez son más las empresas que se están especializando en el reciclaje de colillas, cuyas tecnologías innovadoras ayudarían a paliar la problemática ambiental asociada a este tipo de residuo.

    Diversos trabajos científicos, refrendados por la Organización Mundial de la Salud, han demostrado la poca eficacia de los filtros de acetato de celulosa para proteger la salud del fumador. Por eso, otra alternativa para reducir el impacto de las colillas es eliminar estos filtros y crear otros más eficientes y biodegradables. Esto reduciría el tremendo impacto causado a escala global.

    En definitiva, la implementación de muchas de estas iniciativas y los cambios de conducta generados en la sociedad a través de una educación ambiental basada en la ciencia constituyen herramientas tremendamente eficientes para resolver un problema tan importante como la contaminación generada por las colillas de los cigarrillos. Ayudan así a salvaguardar la salud de nuestro planeta.

     

    Publicado el 2 de junio de 2021 en The Conversation por Jesús Miguel Santamaría Ulecia. Enlace al original: https://bit.ly/3cn0psf

     

    Cláusula de Divulgación

    Jesús Miguel Santamaría Ulecia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

    Nuestros socios

    Universidad de Navarra aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

     

  • Satélites de la NASA Ayudan a Rastrear Microplásticos Oceánicos Desde el Espacio

    Image Credit: NASA

    Científicos de la Universidad de Michigan han desarrollado una forma innovadora de utilizar los datos de satélites de la NASA para rastrear el movimiento de pequeños trozos de plástico en el océano.

    Los microplásticos se forman cuando la basura plástica en el océano se descompone por los rayos del sol y por el movimiento de las olas del océano. Estas pequeñas motas de plástico son dañinas para los organismos y ecosistemas marinos. Los microplásticos pueden ser transportados a cientos o miles de kilómetros de la fuente por las corrientes oceánicas, lo que dificulta su seguimiento y eliminación. Actualmente, la principal fuente de información sobre la ubicación de los microplásticos proviene de los arrastreros pesqueros que utilizan redes para capturar plancton y, sin querer, microplásticos.

    La nueva técnica se basa en datos del Cyclone Global Navigation Satellite System (CYGNSS) de la NASA, una constelación de ocho pequeños satélites que mide la velocidad del viento sobre los océanos de la Tierra y proporciona información sobre la fuerza de los huracanes. CYGNSS también usa un radar para medir la rugosidad del océano, que se ve afectada por varios factores, incluida la velocidad del viento y los escombros que flotan en el agua.

    Trabajando hacia atrás, el equipo buscó lugares donde el océano fuera más suave de lo esperado dada la velocidad del viento, que pensaron que podría indicar la presencia de microplásticos. Luego compararon esas áreas con observaciones y predicciones de modelos de dónde se congregan los microplásticos en el océano. Los científicos descubrieron que los microplásticos tendían a acumularse en aguas más suaves, lo que demuestra que los datos de CYGNSS se pueden utilizar como una herramienta para rastrear los microplásticos oceánicos desde el espacio.

    Los resultados se publicaron el 9 de junio de 2021 en IEEE Transactions of Geoscience and Remote Sensing. El trabajo fue realizado por Chris Ruf, profesor de la Universidad de Michigan e investigador principal de CYGNSS, y la estudiante de pregrado Madeline C. Evans.

    Scientists from the University of Michigan have developed a new way to find sources of ocean microplastics and track their movements using NASA satellite data. Credits: University of Michigan

     

    Fuente: By Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. NASA’s Earth Science News Team .Editor: Sofie Bates