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descarbonización

  • ¿Puede el conflicto entre Rusia y Ucrania influir en la descarbonización de Europa?

    5 - 7 minutos

    En los últimos meses, los precios de la electricidad y el gas natural en Europa han alcanzado niveles que nunca antes se habían registrado. Esto ha generado una gran preocupación en toda la sociedad. Su efecto sobre la renta disponible de los hogares y sobre los costes de las empresas pone en riesgo la recuperación tras el parón de las economías en 2020 ligado a la pandemia.

    Pese a su gravedad, la actual crisis de precios energéticos está motivada por factores de carácter coyuntural. Se inició por una tensión creciente entre la oferta y la demanda en el mercado global de gas natural desde finales de 2020 que dio lugar a una acusada escasez de oferta a lo largo de 2021.

    Entre los principales factores inductores de precios elevados del gas natural se encuentra el rápido crecimiento de su demanda a medida que se iba recuperando la economía global (+4,1 % en 2021), impulsada también por una estación invernal 2020-21 excepcionalmente larga y sequías en lugares como Brasil o China.

    En este contexto, el precio diario del gas natural en el hub holandés TTF (la principal referencia en Europa) se ha multiplicado casi por cuatro desde el inicio de 2021. Ha pasado de unos 20 €/MWh hasta situarse en valores por encima de 75 €/MWh desde septiembre de 2021, alcanzando un máximo por encima de 180 €/MWh en diciembre del año pasado.

    Los precios de la electricidad y el petróleo

    La presión alcista en el mercado de gas natural se ha visto acompañada de un contexto global de precios elevados de todos los productos energéticos (petróleo y sus derivados, y carbón) y, en el mercado europeo, de precios de los derechos de emisión de CO₂. Estos siguen una tendencia al alza desde 2018 y se han multiplicado por tres entre enero de 2021 y febrero de 2022.

    Igualmente, los precios de la electricidad en Europa han registrado subidas muy significativas a lo largo de estos últimos meses, en línea con el incremento de los precios del gas natural. Desde hace tiempo, los precios en estos mercados se mueven de manera sincronizada. Esto es debido a que son las centrales de ciclo combinado de gas natural las que generan la electricidad que se suele consumir en el margen. Por ello, su coste variable de generación fija el precio de mercado, como ocurre en todos los mercados.

    Además, otros factores geopolíticos han limitado aún más la flexibilidad en el lado de la oferta de gas natural en el mercado europeo. Entre ellos se incluyen el conflicto diplomático entre Argelia y Marruecos y, muy especialmente, el conflicto político (y ahora bélico) entre Rusia y Ucrania.

    En el caso de los mercados de gas en Europa, el factor Rusia es muy relevante. Añade tensión a una coyuntura global del mercado compleja y sus implicaciones geopolíticas probablemente tendrán reflejo en las estrategias y políticas energéticas –por ejemplo, en las relativas al apoyo a las energías renovables, la energía nuclear, el uso del carbón, etc.–. En general, la situación actual no contribuye a generar expectativas de relajación en los precios de la energía en los próximos meses.

    Consecuencias para la descarbonización

    Las consecuencias de la situación coyuntural de tensión en los mercados de energía sobre el proceso de descarbonización son inciertas. Asumiendo que no se producen cambios estructurales en el marco normativo que regula los sistemas energéticos en la Unión Europea u otros cambios de calado que afecten al equilibrio en los mercados energéticos globales (p. ej., cambios geopolíticos), el efecto de la crisis podría ser negativo en el corto plazo y (probablemente) positivo en el medio y largo plazo.

    Entre los impactos negativos de la crisis actual, debe citarse la potencial ralentización del proceso de transición energética. El incremento en el precio de la electricidad, por ejemplo, podría frenar el avance en el proceso de electrificación de la economía, necesario para alcanzar los objetivos de descarbonización a muy largo plazo.

    Además, un cambio en los precios de los combustibles fósiles (por incremento en los precios del gas natural) puede detener el gradual declive en el uso del carbón y retrasar su sustitución en las matrices energéticas en muchos países y regiones.

    Las consecuencias sociales, económicas y sobre la competitividad empresarial de los precios elevados de la energía son también significativas en el corto plazo. Reducen la renta disponible de los hogares y empeoran los resultados de las empresas. Esto da lugar a una fuerte presión social y política sobre las autoridades legisladoras y reguladoras para tomar medidas que mitiguen dichos efectos.

    ¿Funcionan bien los mercados de la energía?

    En línea con esta tendencia, se ha generado un debate sobre el diseño de los mercados de energía y sobre la construcción del mercado único europeo con implicaciones potencialmente muy negativas. El mensaje de que “los mercados de electricidad no funcionan”, por ejemplo, se basa en concepciones erróneas sobre la operación de los mercados energéticos, la recuperación de los costes por parte de los generadores o la generación de señales económicas eficientes en el corto, medio y largo plazo.

    Por un lado, la situación actual de precios elevados responde a un funcionamiento adecuado de los mercados de energía: los precios suben cuando hay escasez relativa de oferta, como ocurre ahora. El incremento de precios estimulará decisiones eficientes de consumo, producción e inversión.

    Por otro lado, los mercados de electricidad y gas natural que se han desarrollado en la Unión Europea en los últimos años han permitido garantizar un suministro de energía seguro y a un coste razonable en condiciones normales de los mercados. Además, han apoyado la transformación del mix energético (p. ej., facilitando la penetración de energías renovables).

    Diseños alternativos del mercado de electricidad que no respondan a los principios de la teoría económica generarán inevitablemente ineficiencia y, a largo plazo, mayores costes del suministro energético para los consumidores.

    En resumen, intervenciones no justificadas en los mecanismos de mercado pondrán en peligro no solo la capacidad del sistema energético de garantizar un suministro seguro de energía al mínimo coste, sino también las inversiones en tecnologías limpias y energías renovables.

    Un impulso para actuar

    Los potenciales impactos positivos sobre el proceso de descarbonización en el medio y largo plazo están relacionados, por el contrario, con las fuerzas del mercado y con la influencia de las señales económicas que generan los mercados de energía sobre el comportamiento de los agentes económicos (hogares y empresas).

    Por un lado, los mayores precios de la energía inducen mayor eficiencia: un mejor uso de la energía y los materiales y decisiones de cambio de combustibles y de inversión en nuevas tecnologías orientadas hacia opciones más limpias y eficientes. Los precios más elevados de la electricidad tenderán a inducir inversiones en energías renovables, acelerando de esta manera la transición energética, complementando las mejoras en eficiencia energética señaladas arriba.

    En el ámbito geoestratégico, la situación actual del mercado de gas natural obliga a la Unión Europea a revisar su estrategia y sus políticas sobre seguridad de suministro con el objetivo de reducir la influencia de Rusia por la dependencia del mercado energético europeo del gas ruso.

    Medidas para avanzar en la transición energética

    En definitiva, la crisis de precios actual pone de relieve, además, que la solución a medio y largo plazo consiste en desplegar medidas que permitan avanzar en la transición energética, acelerando la penetración de las energías renovables –lo cual reducirá la dependencia de los combustibles fósiles–, desarrollando redes energéticas inteligentes y resilientes, mejorando el diseño de los mercados de energía y afianzando el papel central (y activo) de los consumidores de energía en el mercado único de energía en la UE.

    Junto a esta visión, se están implementando políticas de apoyo a hogares y empresas con carácter temporal para dar respuesta a la crisis de precios. La estrategia de mitigación del impacto de los altos precios de la energía que propone la UE recoge una serie de posibles medidas de intervención en el corto plazo que no interfieren con el funcionamiento o el diseño de los mercados energéticos ni, por tanto, con su capacidad de impulsar la transición energética y el proceso de descarbonización de la economía.

    Probablemente el principal riesgo para la descarbonización de la economía que genera la actual coyuntura de los mercados de energía es que intervenciones regulatorias no justificadas hagan descarrilar o retrasen el proceso de transición energética. Para evitar esto se requiere, por un lado, un marco regulatorio estable, y, por otro, mercados de energía bien diseñados, que generen un conjunto de señales regulatorias y económicas adecuadas para que los agentes tomen decisiones de inversión en línea con los objetivos energético-medioambientales de alcanzar las cero emisiones netas en la economía en 2050.

    Fuente:   Investigador sénior y coordinador del Lab de Energía de Orkestra - Instituto Vasco de Competitividad, Universidad de Deusto

  • “Mienten": Las empresas y los gobiernos deben descarbonizarse ya para evitar el desastre

    3 minutos

    "Los gobiernos y las empresas con grandes emisiones no sólo están haciendo la vista gorda. Están echando leña al fuego".

    IMAGEN: BLOOMBERG / CONTRIBUTOR VIA GETTY IMAGES

    El mundo debe lograr una reducción "profunda y rápida" de las emisiones en todos los sectores para eludir los peores efectos de la crisis climática, según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). 

    El organismo de Naciones Unidas encargado de impulsar el conocimiento sobre el cambio climático instó a multiplicar la velocidad del cambio mundial hacia las energías renovables poniendo fin a las subvenciones a los combustibles fósiles y reinvirtiendo esos fondos en la eólica y la solar en el último informe del Grupo de Trabajo III sobre Mitigación del Cambio Climático. 

    "Estamos caminando directamente hacia el desastre climático", dijo António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, en una conferencia de prensa sobre la publicación del informe. "Algunos líderes gubernamentales y empresariales dicen una cosa pero hacen otra. Sencillamente, están mintiendo... Los gobiernos y las multinacionales no sólo están haciendo la vista gorda. Están echando leña al fuego, están asfixiando a nuestro planeta basándose en sus intereses creados y en sus inversiones históricas en combustibles fósiles." 

    El informe contiene 3.675 páginas en las que se insta a los responsables políticos a descarbonizar rápidamente todos los sectores, o de lo contrario se corre el riesgo de permitir que las emisiones de gases de efecto invernadero eleven la temperatura de la Tierra en 3,2 grados por encima de los niveles preindustriales, más del doble del umbral recomendado para evitar una catástrofe climática

    Esto implica especialmente al sector energético, responsable de alrededor de un tercio de las emisiones mundiales, dijo la vicepresidenta del grupo de trabajo, Diana Ürge-Vorsatz, en la conferencia de prensa del informe. Para reducir el impacto de esta industria en el medio ambiente habrá que eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, electrificar el sistema energético, incentivar el desarrollo de combustibles alternativos como el hidrógeno verde y los biocombustibles sostenibles, y financiar el desarrollo de energías renovables, como la eólica y la solar. 

    "Invertir en nuevas infraestructuras de combustibles fósiles es una locura moral y económica", dijo Guterres, señalando las recientes inversiones en combustibles fósiles ante la tensión en los mercados del petróleo tras el conflicto en Ucrania. "Tales inversiones pronto serán abandonadas, una mancha en el paisaje y una plaga en las carteras de inversión. Pero no tiene por qué ser así". 

    "Un cambio hacia las energías renovables arreglará nuestro roto mix energético mundial", dijo Guterres.

    "Definitivamente no estamos en vías de limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados", dijo el Dr. Jim Skea, copresidente del grupo de trabajo.

    Skea dijo que las naciones que están consiguiendo una disminución constante de las emisiones en la medida necesaria para limitar el calentamiento a 2 grados centígrados están adoptando políticas para acelerar el establecimiento de energías renovables, reducir las tasas de deforestación y mejorar la eficiencia energética. Los sectores eólico y solar están mostrando notables signos de éxito, dijo, ya que los costes por unidad se han desplomado en las últimas dos décadas; la adopción de estas tecnologías será necesaria para mitigar los peores efectos de la crisis climática. 

    "A menos que se produzcan reducciones inmediatas y profundas de las emisiones en todos los sectores, limitar el calentamiento a 1,5 grados será inalcanzable", dijo Skea. "Para limitar el calentamiento a alrededor de 1,5 grados es necesario alcanzar las emisiones netas de dióxido de carbono a principios de la década de 2050... también serían necesarias reducciones profundas y sostenidas de otros gases".

    Fuente:  byAudrey Carleton

  • Cómo gestionar la transición energética para que no acabe con la biodiversidad

    Pico Correcillas o Polvoredo, en la Cordillera Cantábrica (León). Se observan zonas susceptibles de ser afectadas por la ubicación de proyectos de producción de energía. Rodrigo Castaño de Luis, Author provided

    Vivimos en un siglo caracterizado por cambios globales que están estrechamente vinculados entre sí: la emergencia climática, el pico del petróleo, la crisis de biodiversidad, el abuso de fertilizantes, herbicidas e insecticidas y el desmesurado crecimiento poblacional, entre otros.

    Además, todos estos fenómenos están relacionados con nuestro planeta y sus habitantes, con el lugar y los seres con quienes compartimos tiempo y espacio. Y todos se nos presentan como retos importantes. Amenazan directamente nuestro bienestar y, en muchos casos, también nuestras vidas.

    Afortunadamente, comenzamos a reaccionar. Tanto Europa como España están emprendiendo acciones para frenar algunos de estos cambios. Principalmente, los que involucran al calentamiento global (mediante la descarbonización energética) y a la crisis de biodiversidad (empleando las sucesivas estrategias de la UE sobre biodiversidad).

    Puesto que ambos procesos están íntimamente interconectados, cualquier posible solución pasa por abordarlos de manera sincrónica, conjunta y equilibrada. Desde luego, la resolución de uno de ellos no puede, en ningún caso, suponer efectos negativos para el otro.

    Sin embargo, el proceso actual de transición energética parece totalmente ajeno a esta última afirmación. Se observa un tsunami de proyectos de energías renovables, en muchas ocasiones con dimensiones desorbitadas, que superan los objetivos propuestos por las Estrategias del Plan Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC).

    Estos proyectos se localizan sobre y cerca de áreas de alto valor ambiental y, en ningún caso, contemplan los impactos, ni locales ni sinérgicos, sobre el medio ambiente y la biodiversidad.

    Lo que subyace es más de lo mismo. Más de lo que nos ha traído a esta situación de crisis que ahora tenemos que afrontar: megaempresas que venden su producto como “energía limpia”, pero cuyos objetivos son los beneficios económicos rápidos. En muchas ocasiones, buscan recibir subvenciones destinadas a la protección medioambiental, pero con resultados que no solo no ayudan a conservar el medio ambiente, sino que implican una importante degradación del mismo.

    Grupos de trabajo especializados

    Un buen número de iniciativas están haciendo frente a esta situación. Están promovidas por estamentos sociales muy diversos: población local directamente perjudicada por los proyectos, incluyendo a empresas que desarrollan actividades económicas en las zonas afectadas, colectivos conservacionistas preocupados por el deterioro medioambiental y también técnicos e investigadores en diversas disciplinas relacionadas con el patrimonio natural.

    En esta última categoría entra MEDINAT, un grupo de trabajo abierto formado por especialistas en diferentes aspectos del medio natural y centrado en el ámbito de la Cordillera Cantábrica. Sus principales objetivos son los siguientes:

    • Documentar diversas afecciones al medio natural relacionadas con proyectos de producción energética industrial.
    • Poner a disposición pública los informes que se generan, así como la normativa relacionada.
    • Prestar apoyo a diversos colectivos en el trabajo de alegaciones.

    De cara al futuro, MEDINAT tiene como objetivo analizar posibles escenarios para que la transición energética tenga un efecto favorable para el medio ambiente.

    ¿Cómo diseñar los proyectos?

    La pregunta clave es qué aspectos habría que tener en cuenta para que la transición energética se haga de forma beneficiosa para la conservación de la biodiversidad.

    Es importante comprender que existe una serie de factores que degradan la biodiversidad. Su desarrollo solo es posible si permitimos la existencia de territorios naturalizados, donde la intervención humana no afecte a los delicados ciclos y cascadas tróficas que la sustentan.

    Con esta problemática en mente, indicamos algunos aspectos que habría que considerar:

    1. Zonificación adecuada.Implica una planificación previa y vinculante realizada por técnicos y especialistas que determinen las zonas más adecuadas para la instalación de las energías renovables y sus redes de evacuación. Deberían evitar zonas de alto valor ambiental y paisajístico y ubicarse preferentemente en suelo industrial o en lugares como tejados, superficies urbanas o carreteras.
    2. Dimensiones adecuadas.Puesto que los macroproyectos tienen un mayor impacto, es necesario llevar a cabo esta transición mediante actuaciones de pequeño tamaño, descentralizadas y, siempre que sea posible, vinculadas al autoconsumo local. Es necesario promover la creación de proyectos diferentes a los que han funcionado hasta ahora, como pueden ser las comunidades y cooperativas energéticas locales.
    3. Investigación y desarrollo de nuevas tecnologías por parte de las empresas promotoras de grandes proyectos en energías renovables.Urge la creación de prototipos de aerogeneradores y placas solares que generen un menor impacto ambiental y que puedan ser más polivalentes en cuanto a sus lugares de instalación. Existen ya alternativas, pero necesitan un empuje para mejorar su eficiencia y para ser implementadas a una escala real.
    4. Preferencia por las empresas con actuaciones a largo plazo que favorezcan la salud medioambiental y la conservación.Estas son complementarias a la creación y distribución de energía procedente de fuentes renovables y se ejecutan en los territorios donde se implantan. Al mismo tiempo, rechazo sistemático a aquellas empresas que promuevan actuaciones poco éticas o directamente contrarias al medio ambiente (como la fragmentación de proyectos o la localización de los mismos en zonas de alta sensibilidad ambiental, entre otras).
    5. Estudios de impacto ambiental analizados por especialistas.La Administración debe exigir que no sean un mero trámite administrativo y que, tanto estos como las alegaciones a los mismos, sean analizados por técnicos expertos en cada disciplina. Los estudios de impacto han de ser estrictos, eficientes e independientes. Deben representar la realidad mediante un trabajo previamente documentado y comprobado en campo, y siempre realizado teniendo en cuenta la estacionalidad de muchos seres vivos.

    ¿De quién es la responsabilidad?

    Es la Administración, y no las grandes empresas, quien, mediante una planificación previa y ordenada, debe establecer el cuándo, el cómo y el dónde de los proyectos de generación de energía renovable.

    Los problemas complejos que involucran múltiples factores no pueden ser resueltos solucionando solo uno de ellos. En este contexto, MEDINAT es solo una pieza de un enorme puzle que crece por momentos, ya que el número de colectivos y personas sensibilizados con este problema aumenta de forma continua.

    El trabajo que todas estas personas están realizando y compartiendo de forma altruista está permitiendo matizar la visión romántica y poco realista de lo que significa utilizar espacios con alto valor ambiental para establecer infraestructuras de energías renovables.

    Pero nos queda el desafío más importante: aprender formas nuevas de vivir, de relacionarnos entre nosotros y con el medio ambiente y de impedir la inercia de las empresas y las Administraciones que aún trabajan con formas y objetivos del siglo XX.

    Fuente: The Conversation: Autoras: Estrella Alfaro Saiz y Esperanza Fernández

  • Las energías renovables, ¿amenazan los esfuerzos de conservación de la biodiversidad en la tierra?

    6 - 7 minutos

    El mundo se enfrenta a una crisis climática y ecológica. Las dos crisis planetarias tiran a veces en la misma dirección: la restauración de los ecosistemas costeros que se están debilitando, como los manglares y las marismas, absorben el carbono, amortiguan los fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y protegen a la naturaleza.

    Sin embargo, en otras ocasiones las crisis pueden parecer antagónicas: la rápida expansión de las energías renovables es una pieza clave para la descarbonización de los sistemas energéticos mundiales, pero puede ocupar tierras muy valiosas para la fauna del planeta.

    De hecho, para reemplazar los combustibles convencionales por energía renovable se necesitaría una superficie global tres órdenes de magnitud mayor que la utilizada en la actualidad para la obtención de energía. Al mismo tiempo, los conservacionistas piden que se reserve el 30% -o incluso el 50%- de la tierra para la naturaleza.

    En nuestro nuevo estudio, que publicamos esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences, sugerimos que, aunque se producen conflictos entre las energías renovables y las áreas protegidas, el solapamiento no tiene por qué ser tan grave como se sugería anteriormente, si las energías renovables se despliegan con los controles políticos y normativos adecuados.

    Lucha de poder

    Las energías renovables tienen impactos en la biodiversidad a lo largo de todo su ciclo de vida: desde la construcción de paneles solares, pasando por el funcionamiento de las hidroeléctricas, hasta el eventual desmantelamiento de los aerogeneradores.

    Muchos de estos impactos son bien conocidos. Ya en 2015, algunos estudios destacaron la preocupante coincidencia de zonas del mundo ricas en especies con el potencial de recursos eólicos y solares. 

    Otros documentaron la mortalidad de especies de aves en peligro de extinción en torno a los parques eólicos, la invasión de las instalaciones solares y eólicas en zonas protegidas, e incluso el impacto de la extracción de las materias primas utilizadas para las energías renovables. Otros impactos están menos estudiados. Gorrión cantor sobre un panel solar en Pensilvania, EE.UU. Crédito: Doris Dumrauf / Alamy Stock Photo.

    También hay evidencias de impactos positivos: los parques eólicos marinos crean zonas protegidas de facto y permiten que las comunidades de los fondos marinos degradados tengan espacio para recuperarse de la pesca industrial. Ahora existen directrices para ayudar a los promotores a gestionar estos posibles impactos en la biodiversidad.

    Investigaciones anteriores ya han establecido que un número significativo de instalaciones de energía eólica y solar en tierra se encuentran en zonas de gran importancia para la conservación de la biodiversidad mundial: zonas en gran medida no afectadas por el desarrollo industrial, zonas protegidas por la ley o zonas conocidas por albergar poblaciones de especies críticas.

    Desglose por países

    Está claro que se sabe lo suficiente sobre los impactos de las energías renovables como para justificar que se limite su solapamiento en la medida de lo posible. Sin embargo, no es realista sugerir que los países con limitaciones de tierra puedan lograr una separación completa de la naturaleza y la energía. 

    En nuestro trabajo se tiene en cuenta la zona para destacar los países del mundo que tienen más o menos solapamiento de energía renovable y áreas protegidas de lo que cabría esperar dadas las limitaciones de terreno. 

    Brasil fue uno de los países que apareció con más solapamiento del que cabría esperar, dado su gran tamaño, y puede ser una región en la que se podrían aplicar políticas de ordenación del uso del suelo más estrictas.

    Sorprendentemente, nuestro análisis también reveló que hasta una de cada ocho instalaciones eólicas o solares que se solapan con un área protegida en todo el mundo, la zona protegida, fue declarada después de la construcción de la infraestructura energética. 

    Proyección de la expansión de las energías renovables

    La documentación de las instalaciones solares y eólicas a nivel mundial está en pañales y se ve agravada por la velocidad de despliegue fulgurante en algunas regiones. Por ejemplo, China instaló más capacidad eólica marina sólo en 2021 que el resto del mundo en los cinco años anteriores. 

    Nuestros últimos datos nos permitieron proyectar dónde podría ubicarse la energía renovable en un futuro próximo; los modelos que construimos para ello superaron a los estudios anteriores que no tenían el detalle de los datos espacialmente explícitos. 

    Para ver lo que podría ocurrir a corto plazo, combinamos nuestras proyecciones de energía renovable con un indicador de la importancia de una zona para la conservación de la biodiversidad mundial. 

    Los mapas siguientes muestran los resultados de nuestras proyecciones. Los mapas muestran la probabilidad de que cualquier celda de 30 km por 30 km contenga energía eólica (a) o solar fotovoltaica (b) frente a la importancia de la misma celda para la biodiversidad ("ranking de AP"). 

    En los mapas, el color púrpura oscuro indica dónde es probable que las prioridades de biodiversidad y la probabilidad de energía eólica y solar se solapen. 

    Las regiones del mundo en gris no tienen suficientes instalaciones renovables para hacer predicciones precisas. 

    La probabilidad de que cualquier celda de 30 km por 30 km contenga energía eólica o solar fotovoltaica

    La probabilidad de que cualquier celda de 30 km por 30 km contenga energía eólica (a) o solar fotovoltaica (b) frente a la importancia de la misma celda en materia de biodiversidad ("clasificación PA") Fuente: Dunnett et al. (2022).

    Para tener una idea de cómo podría producirse la expansión de las renovables con respecto a las áreas de conservación importantes, observamos cómo el 30% de terreno más probable para las renovables en cada región se solapaba con el 30% de terreno más importante para la biodiversidad.

     Los resultados muestran que, en la mayoría de las regiones del mundo, el solapamiento entre las energías renovables y la biodiversidad era menor o el esperado, dadas las limitaciones territoriales de los países.

    Dos excepciones son Europa Central y Oriente Medio, donde hay un solapamiento mayor de lo esperado entre la expansión solar y las zonas de biodiversidad, y el norte de Europa, donde hay un solapamiento mayor de lo esperado entre la expansión eólica y la biodiversidad. 

    Cabe señalar que, con una expansión verdaderamente masiva de las energías renovables como la que se necesitaría si tuviéramos que sustituir nuestros sistemas energéticos actuales de igual a igual, podría haber más solapamiento entre los proyectos energéticos y la naturaleza. 

    Todo ello pone de manifiesto que el camino hacia la descarbonización sería más suave si también incluye medidas para mejorar la eficiencia energética y reducir la demanda.

    En general, nuestra investigación sugiere que, con los controles políticos y normativos adecuados, podemos seguir llevando a cabo la crucial intervención climática de la transición de nuestros maltrechos sistemas energéticos y, al mismo tiempo, proteger las zonas ricas en biodiversidad

    Fuente:   Dr Sebastian Dunnett, an ecologist at Hammersmith and Fulham Council in London.