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Carbón

  • La demanda mundial de carbón podría alcanzar su máximo histórico en 2022

    La generación de electricidad en las plantas de carbón ha aumentado un 9% este año para impulsar la recuperación económica de la crisis del Covid, según el organismo de control

     

    The coal-fired Datteln 4 power plant reflected in the Dortmund-Ems canal in Germany.

    La central eléctrica de carbón Datteln 4 se refleja en el canal Dortmund-Ems en Alemania. Fotografía: Friedemann Vogel / EPA

     

    La energía procedente del carbón está en camino de alcanzar un nuevo récord mundial este año después de un repunte económico que podría impulsar la demanda mundial de carbón a un máximo histórico en 2022, según la Agencia Internacional de Energía (AIE).

    La cantidad de electricidad generada a partir de plantas de energía de carbón se ha disparado en un 9% este año después de un aumento en la demanda de combustibles fósiles para impulsar la recuperación tras los confinamientos y restricciones debidas al Covid, según un informe del organismo de control. 

    La energía procedente del carbón cayó un 4% en 2020 debido a que la pandemia provocó una desaceleración económica mundial, pero la AIE descubrió que la demanda de electricidad este año había superado el crecimiento de las fuentes bajas en carbono, lo que llevó a muchas economías ricas a depender más de las centrales eléctricas de combustibles fósiles. 

    La contracción del suministro mundial de gas, que ha provocado precios récord en todo el mundo, también ha ayudado a reavivar la demanda de carbón, según el informe de la IEA.

    La agencia descubrió que la demanda mundial de carbón, incluida la fabricación de cemento y acero, aumentó un 6% en general este año. Aunque el total está por debajo de los niveles récord de demanda de combustible en 2013 y 2014, la AIE advirtió que sin una intervención política ese nivel podría superarse el próximo año.

    Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, señaló: “El carbón es la mayor fuente de emisiones globales de carbono, y el nivel históricamente alto de generación de energía a base de carbón de este año es una señal preocupante de lo lejos que está el mundo en sus esfuerzos por reducir las emisiones en declive hacia un cero neto.

    "Sin acciones firmes e inmediatas por parte de los gobiernos para abordar las emisiones de carbón, de una manera justa, asequible y segura para los afectados, tendremos pocas posibilidades, si es que hay alguna, de limitar el calentamiento global a 1,5 ° C".

    El informe llega semanas después de la conclusión de las conversaciones climáticas de la Cop26, que terminaron en un feroz desacuerdo sobre la promesa de abandonar el carbón. Una intervención de última hora de la India diluyó con éxito el lenguaje del pacto de "eliminación gradual" a "reducción gradual".

    Después de las conversaciones, celebradas en Glasgow el mes pasado, el presidente de la Cop26, Alok Sharma, dijo que India y China "tendrían que dar explicaciones a las naciones pobres" después de diluir el pacto climático de Glasgow, y agregó que sus acciones lo habían dejado "profundamente frustrado". 

    Comentó a The Guardian: “Estamos en vías de relegar el carbón a la historia. Este es un acuerdo sobre el que podemos construir. Pero en el caso de China e India, tendrán que explicar a los países vulnerables al clima por qué hicieron lo que hicieron”.

    El informe de la AIE encontró que India estaba en camino de aumentar su generación de electricidad basada en el carbón en un 12% este año, mientras que se pronosticaba que el uso de plantas de carbón en China aumentaría hasta en un 9% a pesar de una fuerte desaceleración en los últimos meses. Esto marcaría un récord histórico en ambos países, a pesar de un despliegue "impresionante" de proyectos de energía solar y eólica, explicó la AIE.

    En los Estados Unidos y la Unión Europea, se espera que la generación de energía a base de carbón aumente en un 20%, desde los niveles bajos de 2020, lo que probablemente mantendrá el uso de las plantas de energía por debajo de los niveles registrados en 2019. El próximo año disminuirá a medida que la demanda de electricidad se desacelere y continúe la expansión de las alternativas de energía renovable.

    En el Reino Unido, donde la energía del carbón ha estado en constante declive en los últimos años, los propietarios de las últimas centrales eléctricas de carbón remanentes recibieron sumas récord para ayudar a mantener las luces encendidas este año, ya que los precios de la electricidad alcanzaron nuevos máximos después de los precios récord del mercado del gas y tras uno de los veranos menos ventosos desde 1961.

     

    Publicado en The Guardian el 17 de diciembre de 2021 por Jilliam Ambrose. Enlace al orginal: https://bit.ly/329gq3g

     

     

  • La posible vuelta al carbón en sustitución del gas para producir energía eléctrica en España

    4 - 6 minutos

    La vuelta al carbón en España en el corto plazo no es viable, ya que muchas de las antiguas centrales térmicas han sido desmanteladas. En el largo plazo, el futuro de la producción eléctrica pasa por las tecnologías renovables, no solo por sus implicaciones medioambientales, sino por la independencia energética con respecto a terceros países. En el corto plazo, resulta imprescindible seguir utilizando tecnologías convencionales.

    English version

    Voladura controlada de la chimenea de la central térmica de La Robla (León), de 200 metros de altura y 4.500 toneladas de cemento, el 28/07/2022. EFE/J.Casares

    Debido a las consecuencias internacionales que está teniendo el actual conflicto en Ucrania, el encarecimiento del gas natural en los mercados internacionales o incluso la potencial indisponibilidad de gas procedente de Rusia en el muy corto plazo, algunos estados europeos se están planteando incrementar la producción de energía eléctrica a partir de carbón. Países como Alemania, cuya dependencia del gas ruso es crítica, aprobó el pasado 13 de julio la reactivación de centrales de carbón, lo que deja en stand-by su compromiso de eliminar este combustible de su mixde producción eléctrico en 2030. 

    En España, la reducción de la generación de electricidad a partir de carbón se ha venido produciendo paulatinamente desde el año 2010, habiendo pasado de disponer de 21 centrales de carbón en aquella fecha a tan solo cinco en la actualidad: la de mayor tamaño en As Pontes, en La Coruña, con 1.468 MW de potencia (40 % de la potencia instalada disponible para la producción de electricidad con carbón en nuestro país a día de hoy); Aboño(que también utiliza gases procedentes de la industria siderúrgica como combustible) y Soto de Ribera, en Asturias; Los Barrios, en Cádiz; y la central térmica de Es Murterar, en la isla de Mallorca. Ello ha supuesto una reducción de la potencia instalada en un 70 %, pasando de una producción anual de 70 TWh/año hace diez años a tan solo 5 TWh/año en la actualidad.  

    Los motivos que llevaron a eliminar el carbón del mixde producción eléctrica y a sustituirlo por el gas natural fueron, principalmente, dos: el medioambiental y el económico

    Según el último informe anual de Red Eléctrica de España, la potencia instalada en centrales de carbón supone un 3 % de la capacidad total instalada en el sistema eléctrico nacional, lo que en 2021 significó algo menos del 2 % de la producción de energía eléctrica a partir de este combustible.  

    Los motivos que llevaron a eliminar el carbón del mixde producción eléctrica y a sustituirlo por el gas natural fueron, principalmente, dos: el medioambiental y el económico. Desde el punto de vista medioambiental, producir electricidad con carbón conlleva unas emisiones de 0,95 toneladas por kWh frente a las 0,37 toneladas por kWh del gas. Esto implica que, por cada kWh eléctrico producido con carbón, las emisiones son 2,5 veces más altas que si se utilizara gas para producir esa misma cantidad de energía eléctrica. Por lo tanto, parece evidente que, desde esta perspectiva, el gas natural como combustible le ganaría la partida al carbón.  

    Las emisiones de CO2 tienen también consecuencias desde el punto de vista económico más favorables para el gas, ya que la producción con carbón comporta un mayor coste de los derechos de emisiones en el mercado europeo, que en los últimos cuatro años ha visto multiplicado su precio por 9, pasando de los 10 € por tonelada a finales de 2017 a los casi 90 € por tonelada actuales.  

    El gas natural en el mercado internacional TTF, que es el de referencia para los consumidores europeos, ha multiplicado por 5 su precio en el último año

    Sin embargo, todo ha cambiado en los últimos meses ya que el gas natural en el mercado internacional TTF, que es el de referencia para los consumidores europeos, ha multiplicado por 5 su precio en el último año, lo que ha supuesto un grave inconveniente para quienes habían apostado por este combustible como una manera casi exclusiva de cubrir sus necesidades energéticas a un bajo coste.   

    La vuelta al carbón en España en el corto plazo no es viable, ya que muchas de las antiguas centrales térmicas han sido desmanteladas o destruidas. El último ejemplo se produjo el 13 de mayo de 2022, cuando fueron demolidas las tres torres de refrigeración de la antigua central térmica de Andorra, en Teruel. Pese a ello, si los precios del gas se mantienen en niveles como los actuales, habrá que plantearse prolongar la vida útil de las centrales en operación. Parece evidente que, en el largo plazo, el futuro de la producción eléctrica pasa por las tecnologías renovables, no solo por sus implicaciones medioambientales, sino por la independencia energética con respecto a terceros países.  

    La generación de electricidad con tecnologías renovables, como eólica y solar, sigue teniendo inconvenientes como su imprevisibilidad, variabilidad a corto plazo y escasa capacidad de adaptarse a la demanda

    Salvo que se decida utilizar tecnologías como el fracking, España no dispone de reservas naturales de gas o petróleo para cubrir sus necesidades energéticas, lo que supone tener que importar estos recursos de terceros países como Argelia, Nigeria o Qatar. En este sentido, incrementar la producción de electricidad a partir de fuentes de energía renovable supondría una reducción de nuestra dependencia exterior y daría lugar, por tanto, un sistema energético más fiable.  

    No obstante, la generación de electricidad con tecnologías renovables, como eólica y solar, sigue teniendo inconvenientes significativos como su imprevisibilidad, variabilidad a corto plazo y escasa capacidad de adaptarse a la demanda. Desgraciadamente, la tecnología actual no permite almacenar electricidad en grandes cantidades de forma barata, lo que conlleva la necesidad de producir en tiempo real la cantidad de energía eléctrica que demandan los consumidores. Por lo tanto, para ser fiable y robusto, un sistema eléctrico con generación totalmente renovable requeriría de un desarrollo paralelo de sistemas de almacenamiento de energía o regulación que, en la actualidad, no están maduros. Por esta razón, en el corto plazo, resulta imprescindible seguir utilizando tecnologías convencionales si queremos garantizar la cobertura de nuestras necesidades energéticas a unos precios asequibles.  

    Si el precio del gas continúa creciendo, habrá que asumir la necesidad en el corto y medio plazo de mantener en operación las centrales nucleares y las centrales térmicas que utilicen otros combustibles

    Es necesario seguir incrementando el número de infraestructuras para producir electricidad a partir de fuentes renovables, así como fomentar medidas de eficiencia energética y gestión para reducir el consumo energético que resulte prescindible (medidas estructurales como mejorar aislamientos térmicos en edificios para reducir pérdidas, o buenas prácticas como ajustar las temperaturas de los equipos de climatización a valores eficientes o cerrar puertas y ventanas de recintos climatizados). Pero si el precio del gas continúa creciendo como lo ha hecho en el último año, habrá que asumir la necesidad en el corto y medio plazo de mantener en operación, si no incrementar, la capacidad de producción con otras tecnologías, como son las centrales nucleares y las centrales térmicas que utilicen otros combustibles. 

    Fuente: Manuel Alcázar Ortegaes profesor titular en el departamento de Ingeniería Eléctrica e investigador en el Instituto de Ingeniería Energética de la Universitat Politècnica de València.