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Ucrania

  • ¿Cortará Rusia el suministro de gas a Europa?

    4 - 6 minutos

    Los mercados de materias primas no han tardado en responder a la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Los precios del petróleo están por encima de los 100 dólares por barril –algo no visto desde la invasión de Crimea en febrero de 2014– y el precio del contrato a futuros del gas holandés TTF se encuentra por encima de 135 euros por MWh.

    La cotización sube debido al pánico de los inversores respecto al futuro: se teme que Rusia pueda interrumpir el suministro de gas y petróleo que tanto necesita Europa.

    ¿Exportador fiable?

    Rusia es el tercer mayor productor de crudo y el mayor proveedor de gas para Europa. No dejó de bombear gas durante el conflicto de Crimea en 2014. La Unión Soviética tampoco cortó el grifo de los hidrocarburos a Europa durante los momentos más tensos de la Guerra Fría.

    Y a pesar de que Putin ha tratado de aislar la economía rusa de los inversores occidentales mediante la diversificación de reservas internacionales de divisas, todavía necesita divisas fuertes como euros y dólares para afrontar pagos internacionales.

    Un corte de gas podría suponer la pérdida de entre 203 y 228 millones de dólares al día para Gazprom, la petrolera fiel al régimen ruso.

    Además, los precios tan altos de los hidrocarburos beneficiarán a la petrolera rusa. Por tanto, parece improbable que Moscú responda al paquete de sanciones europeas mediante el corte del gas que llega a través de gasoductos que atraviesan Ucrania, Polonia y el mar Báltico.

    Importaciones de gas desde Rusia de distintos países europeos en 2021, en % del total de sus importaciones de gas. Datos de Rystad Energy

    Suministros insuficientes

    No obstante, suponiendo que Rusia no corta el grifo del gas a Europa, los mercados de hidrocarburos siguen padeciendo falta de suministros a corto-medio plazo debido a la insuficiencia de inversiones en exploración por parte de las petroleras en los últimos cinco o seis años.

    Los bajos precios hidrocarburíferos registrados entre 2015 y 2019, unidos a los planes de descarbonización de muchos países occidentales, desincentivaron la inversión en la búsqueda de nuevos yacimientos. Por tanto, los productores serían incapaces de cubrir la demanda de petróleo y gas si Rusia dejase de exportarlos.

    Adicionalmente, los países de la OPEP+, cártel al que pertenece la propia Rusia, rechazaron aumentar su producción al mismo ritmo que la recuperación de la demanda tras la reapertura de las economías tras la pandemia.

    De poco han servido las peticiones de Joe Biden, quien había pedido a sus aliados de Oriente Medio que incrementasen la oferta para aliviar las altas tasas de inflación.

    Antes del estallido del conflicto militar, la UE ya había acusado a Gazprom de suministrar solo los niveles mínimos contratados de gas. En consecuencia, los países europeos han tenido que recurrir a sus reservas de hidrocarburos, que están en niveles mínimos. Y no hay que olvidar que el invierno de 2021-22 está siendo más suave que el de 2020-2021.

    Paquete de sanciones

    Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y la UE han respondido a la invasión rusa con paquetes de sanciones económicas contra oligarcas y bancos rusos.

    Una de las respuestas más contundentes y sorprendentes vino de Alemania, que paralizó el proceso de certificación del polémico gasoducto Nord Stream 2, que transportaría gas directamente desde Rusia a Alemania por el mar Báltico.

    Este paso destaca más por su simbología que su impacto en el mercado del gas, ya que el gasoducto todavía no había entrado en funcionamiento. Con ello el canciller Scholz trata de advertir que su nuevo Gobierno será menos tolerante con las atrocidades de Rusia que los de Merkel, y tratará de diversificar sus fuentes energéticas. Al fin y al cabo, el dinero que paga la UE por la energía rusa sirve para financiar la guerra del régimen de Putin. Sin embargo, Moscú podría tomar represalias mediante una reducción de suministro de gas hacia Alemania.

    Clientes de las exportaciones rusas (de gas y otros productos) en 2020, en % del total. Politico.eu, con datos de UN Comtrade, Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, Ministerio de Finanzas de la Federación de Rusia

    Suben los precios de otras materias primas

    El impacto de la guerra también se ha dejado notar en los precios de otras materias primas. Las cotizaciones del paladio (otra de las exportaciones más importantes de Rusia, usada en los convertidores catalíticos), el aluminio y los cereales también se dispararon el 24 de febrero.

    Rusia y Ucrania son los graneros principales de Europa, pero también proporcionan alimentos a Egipto y Oriente Medio. Por tanto, la guerra exacerbará la inflación y mermará la capacidad adquisitiva en la mayoría de países a la hora de adquirir bienes básicos.

    El alza de los precios de materias primas potenciará los ingresos de los exportadores rusos, siempre y cuando las sanciones occidentales no afecten al comercio de recursos naturales. No obstante, estos beneficios de la guerra difícilmente superarán los daños para la economía rusa: su bolsa se desplomó un 38 % el 24 de febrero, el rublo se depreció un 12 % frente al dólar.

    Incluso el poderoso Gazprom podría sufrir a largo plazo pese a sus lazos con regímenes afines. Si incumple sus acuerdos comerciales con Europa, el desplome de su reputación se sentiría incluso en China. El gigante asiático ha ido apostando cada vez más por el gas ruso, pero empieza a tener dudas sobre la fiabilidad de los acuerdos con el régimen de Putin. Probablemente con la paz ganarían todos...

    Fuente: Profesora de Economía Internacional (ICADE), Universidad Pontificia Comillas

  • Fertilizantes, energía y su impacto en la producción de alimentos

     

    Mucha gente se ha sorprendido al ver que el precio de los fertilizantes se ha triplicado en unos pocos meses y que incluso se escucha en las noticias que habrá una falta de producto.

    El término fertilizante es amplio y engloba a los productos que proporcionan nutrientes a las plantas para su crecimiento. Se refiere tanto a los fertilizantes minerales (que provienen de síntesis industrial o de extracción minera) como a los fertilizantes orgánicos (que son derivados de excrementos y subproductos de animales, industrias agroalimentarias e incluso residuos urbanos).

    En concreto, el aumento de precios al que nos referimos afecta a los fertilizantes minerales y está muy relacionado con el alto consumo energético que requiere su fabricación.

    Dependientes de los fertilizantes

    El nitrógeno es el nutriente más empleado por los cultivos y los fertilizantes nitrogenados minerales, los más utilizados por los agricultores. Esto es principalmente cierto para los cereales, que reciben más de la mitad de los fertilizantes minerales nitrogenados y de los que depende buena parte de la nutrición de las personas y de los piensos para animales.

    Así, se ha estimado que hoy en día entre un tercio y la mitad de la producción de alimentos para la humanidad depende directamente de la aplicación de los fertilizantes nitrogenados. Por lo tanto, la falta de estos fertilizantes podría desembocar en un alza del precio de los alimentos, con consecuencias impredecibles.

    Estas grandes cifras tienen asociado cierto nivel de incertidumbre, pero son suficientemente sólidas para que nos hagamos varias preguntas: ¿por qué aumenta de esta forma el precio de los fertilizantes nitrogenados? ¿Pueden ser sustituidos por otros fertilizantes minerales? ¿Existen alternativas a corto y a medio plazo que puedan paliar nuestra dependencia de estos fertilizantes?

    Un proceso con alta demanda energética

    En primer lugar, el precio de los fertilizantes nitrogenados está intrínsicamente ligado al precio de la energía. Más concretamente, al de los combustibles fósiles que se utilizan para su síntesis.

    La fabricación de los fertilizantes nitrogenados se basa en el proceso Haber-Bosch, inventado a principios del siglo XX. Este proceso consiste en la reacción de nitrógeno e hidrógeno gaseoso para producir amoníaco. Este compuesto es después utilizado para producir una gran variedad de fertilizantes nitrogenados o de fertilizantes complejos que contienen otros nutrientes además de nitrógeno.

    La fuente inagotable de materia prima que sirve para la síntesis de amoníaco es el N₂, un gas inerte mayoritario en la atmósfera terrestre (78 %), formado por dos átomos de nitrógeno unidos por un fuerte enlace triple. Para que se produzca la ruptura de este enlace y acelerar la reacción con el hidrógeno, es necesaria una gran cantidad de energía que permita elevar la presión (150-200 atmósferas) y la temperatura (200-300 ℃).

    La energía necesaria para llevar a cabo el proceso de Haber-Bosch se obtiene principalmente a partir de la quema de gas natural. Por eso los precios de los fertilizantes nitrogenados están íntimamente ligados a los de los combustibles fósiles. El proceso de Haber-Bosch y sus modificaciones (por ejemplo, Bosch-Meier para la síntesis de urea) producen más de 100 millones de toneladas de fertilizantes nitrogenados al año. Representan aproximadamente un 8,3 % de la energía consumida en el mundo.

    El transporte y la distribución de los fertilizantes también tienen asociado un consumo de energía, aunque es muy bajo comparado con el de la síntesis.

    Otros nutrientes

    La extracción minera de roca fosfórica y potásica es imprescindible para la obtención de los dos macronutrientes (fósforo y potasio) necesarios para los cultivos, pero, nuevamente, su consumo energético es mucho menor que el de la síntesis de los nitrogenados.

    Cada uno de los nutrientes tiene funciones específicas en la planta. Por eso, respondiendo a la segunda pregunta, no pueden ser reemplazados entre sí. Es decir, la falta de nitrógeno en un cultivo no puede suplirse con una mayor aplicación de potasio, sino que el suministro de nutrientes debe ser equilibrado.

    En su conjunto, la UE es muy poco autosuficiente en fertilizantes minerales. Importa el 85 % de los fertilizantes potásicos, el 68 % de los fosfóricos y el 30 % de los nitrogenados. Una parte muy importante de estas importaciones (46 %) provienen de Rusia o Bielorrusia, al igual que el gas utilizado para sintetizar los fertilizantes nitrogenados.

    Soluciones a corto plazo

    Analicemos por lo tanto las alternativas a corto y medio plazo para paliar la dependencia europea de los fertilizantes.

    Los más agoreros predicen una elevada caída de rendimiento de los principales cultivos debido a la escasez de fertilizantes para este año. Sin embargo, es muy probable que esa caída no sea tan elevada.

    Los suelos agrícolas actúan como reservorio de nutrientes y, debido a las generosas aplicaciones de fertilizantes tan comunes en muchos casos, pueden contener un legado importante que se libere durante la presente campaña. Por lo tanto, es muy improbable que observemos pérdidas de rendimiento debidas a falta de nutrientes en los grandes cultivos durante este año.

    Podría haber mermas en algunos casos en la calidad de los productos, como puede ser la disminución de proteína en trigo asociada con la absorción de nitrógeno o la menor acumulación de grasas en oleaginosas asociadas al potasio. De hecho, es un año en el que será importante que los agricultores empleen el dinero en análisis de suelo y planta para que los pocos fertilizantes disponibles se destinen solo a los campos y cultivos que más lo necesitan.

    A su vez, muchos agricultores tienen una gran capacidad de adaptación y buenos conocimientos. Si se les dan las facilidades para que los apliquen, podrán adaptarse utilizando cultivos con alta capacidad de extracción de nutrientes.

    Un ejemplo es el girasol, que con su potente sistema radicular es capaz de obtener elevados rendimientos aprovechando los nutrientes residuales del suelo. Ahora que la UE ha permitido el cultivo de las tierras que obliga a dejar en barbecho (5-6 % del total cultivado) y si las condiciones primaverales acompañan, veremos mucho girasol en los campos, lo que ayudará también a paliar las deficiencias del mercado creadas por el conflicto bélico en Ucrania.

    Shutterstock / irin-k

    Alternativas a largo plazo

    Esta crisis en los productos agrarios nos debería empujar a pensar en soluciones más duraderas. El legado de los suelos podría suministrar nutrientes durante varios años en algunos casos (como el fósforo), pero en otros casos, como el nitrógeno, este legado se verá agotado en una o dos campañas.

    Entre las estrategias a seguir están, en primer lugar, aquellas destinadas a mejorar la eficiencia de uso de los nutrientes por el cultivo. Es decir, la cantidad de nutriente que es realmente utilizada por la planta. Para ello es fundamental potenciar tecnologías digitales (sensores, teledetección, abonadoras de dosis variable) y tradicionales (análisis suelo y planta), que permitan aplicar la dosis de fertilizante ajustada a las necesidades del cultivo y en el momento adecuado.

    Además, debemos potenciar la obtención de genotipos de cultivo con mayor capacidad de extracción de nutrientes y las interacciones planta-microorganismo que mejoren el acceso a nutrientes poco disponibles. Debemos potenciar rotaciones de cultivo en las que se introduzcan leguminosas, como una vía segura y bien adaptada a las condiciones mediterráneas para disminuir la dependencia de fertilizantes nitrogenados.

    En este rediseño de los sistemas agrarios, es importante reforzar la conexión entre los sistemas de cultivo con los de producción ganadera, de forma que los residuos orgánicos de las granjas de animales se conviertan en una fuente de nutrientes mediante sistemas de economía circular.

    Cambios necesarios para avanzar hacia una fertilización más sostenible. Miguel Quemada y Jose L. Gabriel, Author provided

    Finalmente, a nivel de cadena alimentaria, la mejora de la eficiencia de nutrientes pasa por una disminución de las pérdidas de alimentos y una transformación a dietas con mayor proporción de alimentos vegetales frente a los animales. En este sentido, los consumidores podemos colaborar para mejorar la eficiencia de nutrientes valorizando nuestros alimentos y retomando la dieta mediterránea.

    Volviendo a la síntesis de fertilizantes nitrogenados, el proceso de Haber-Bosch se ha ido perfeccionando con el tiempo y se siguen buscando alternativas que quizás mejoren la eficiencia energética. A su vez, se están produciendo avances muy significativos en la fuente de energía que lo alimenta. Hoy en día ya existen plantas piloto en las que la energía es suministrada en su mayor parte mediante renovables.

    En concreto, en España, el empleo de paneles solares para alimentar una planta industrial de síntesis de amoníaco estará en funcionamiento en los próximos años. Se han denominado fertilizantes nitrogenados verdes y, aunque todavía llevará un tiempo hasta que supongan una parte importante de la producción de fertilizantes, es una tecnología ya puesta apunto y con un gran potencial a largo plazo.

    Finalmente, los fertilizantes son el combustible de nuestro sistema de producción de alimentos, pero su uso responsable es fundamental. En las últimas décadas hemos aprendido mucho sobre el impacto nocivo que su abuso puede tener sobre el medio ambiente y la salud humana. La mejora de la eficiencia del uso de nutrientes en el conjunto del sistema de producción va asociada a la mejora de la eficiencia energética, y ambas son el camino para aumentar la soberanía alimentaria en la UE.

    Fuente:  Miguel Quemada, Catedrático de Producción Agraria. ETSIAAB y CEIGRAM. Miembro del Grupo Europeo de Expertos en Nitrógeno (EUNEP), Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Científico titular del INIA-CSIC especializado en sistemas agrarios sostenibles, Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA)