Informe IPCC: Por qué los escenarios optimistas son cada vez menos optimistas

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Se acaba de presentar públicamente el Sexto Informe de Evaluación del IPCC (siglas en inglés del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático) de Naciones Unidas. El documento recoge los avances en el conocimiento científico sobre el cambio climático global respecto al que se disponía en el 2013, cuando se publicó el anterior informe.

En la evaluación se presentan nuevas evidencias que, de forma aún más abrumadora que en los anteriores, responsabilizan de este grave problema a diversas actividades humanas. Entre ellas destaca la progresiva acumulación en la atmósfera de ciertos gases de efecto invernadero emitidos, que provoca un evidente calentamiento global de la superficie terrestre que altera otros factores del sistema climático.

Los aspectos más relevantes de la evaluación sobre el clima actual son:

Todo lo anterior se detalla mediante el análisis riguroso de un conjunto masivo de observaciones inequívocas a escala planetaria.

¿Qué ocurrirá en los próximos años?

Estas alertas que lanzan los científicos sobre lo que está ocurriendo se agudizan al mostrar los resultados de un conjunto de proyecciones de cambio climático hasta final de siglo. Han sido realizadas con decenas de aún mejores y más sofisticados modelos físicos que simulan el comportamiento de los diversos componentes del sistema climático.

Para ello, han considerado cinco hipotéticos escenarios sobre la posible evolución futura del volumen global de emisiones humanas de los gases invernadero responsables de la alteración del clima.

Es obvio que ninguno de estos escenarios coincidirá con lo que realmente ocurra a lo largo del siglo. Sin embargo, es el único procedimiento disponible para estimar los riesgos socioeconómicos asociados al cambio climático futuro que tendría que afrontar la humanidad en función de cómo evolucionen las emisiones globales.

Con los actuales modelos climáticos se logran reproducir de forma satisfactoria los principales cambios experimentados por el clima global en los dos últimos siglos. De los numerosos resultados de las simulaciones cabría destacar los siguientes:

¿Podemos realmente revertir el cambio climático?

Un aspecto que se tiende a resaltar mucho es el grado de “irreversibilidad” que presentan los cambios climáticos actuales o futuros. Primero habría que aclarar cuándo se considera que “revierte” un proceso de cambio. Solo cuando se vuelve a las condiciones iniciales o a partir de que cambie el signo de su tendencia.

El calentamiento global observado esta condicionado por el volumen acumulado de los gases invernadero emitidos desde la era preindustrial. Por tanto, solo empezaría a remitir (cambiar de tendencia) después de que se anularan de forma neta las emisiones globales. Es decir, solo se podría conseguir en los dos hipotéticos escenarios de emisiones más favorables.

Ahora bien, la temperatura media global de la superficie tardaría algunos siglos en volver a los valores preindustriales a partir de que cesaran totalmente las emisiones de gases invernadero. La principal causa es el efecto de los componentes del sistema climático con mayor inercia térmica (los hielos continentales y el océano profundo). Por tanto, serían irreversibles durante muchas generaciones.

En resumen, con este sexto informe, una vez más la comunidad científica advierte con argumentos muy sólidos a los gobernantes, a los poderes económicos y a toda la sociedad de los graves riesgos que irremisiblemente se derivarían de una mayor demora en la adopción de medidas para reducir drásticamente las emisiones generadas por el uso de combustibles fósiles. Esto no es catastrofismo, sino conocimiento y responsabilidad.

 

Artículo publicado en THE CONVERSATION el 10 de agosto de 2021. Enlace al original: https://bit.ly/3jJnoRf

 

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Manuel de Castro Muñoz de Lucas no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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